En el último año la emigración de judíos franceses a Israel ha aumentado un 63%, en lo que las autoridades de Jerusalén consideran el inicio de una nueva ola de inmigración que afectará a la sociedad israelí. Durante el 2010, 2011 y 2012 unos dos mil judíos de Francia se instalaron cada año en el Estado hebreo y, según una reciente encuesta realizada en el seno de su comunidad (la más numerosa de Europa, con casi 500.000 miembros), en la que se les preguntaba en qué país querrían vivir en los próximos cinco años, un 26% de los encuestados contestó Israel. Se trata de una inmigración más joven, más culta, con un mayor nivel económico, más vinculada a Israel y al judaísmo y con menos problemas de absorción que las olas previas, procedentes de la antigua Unión Soviética y Etiopía. El profesor Erik Cohen, experto en cuestiones relacionadas con el judaísmo francés de la Universidad Bar-Ilan, declaró a La Vanguardia que “el antisemitismo creciente en Francia, la islamización de varias regiones francesas y las agresiones contra miembros de la comunidad judía, como el atentado en una escuela de Toulouse, contribuyen a que cada vez más judíos franceses se planteen trasladarse a Tel Aviv, Jerusalén o el balneario mediterráneo de Natanya”. Hasta un 29% de los judíos franceses afirma haber sufrido alguna manifestación antisemita en los últimos dos años, fenómeno que, lejos de restringirse al ámbito institucional o político, tiene ya un carácter social. / H. Cymerman