La barbarie invisible de los Centros de Internamiento de Extranjeros

La muerte del armenio Aramis Manukyan en el CIE de Barcelona reaviva la polémica sobre unos espacios donde se vulneran los derechos humanos e impera la opacidad 

Público, CORINA TULBURE, 04-01-2014

“Esperamos que triunfe la justicia, nada más”, reclama Vardan Grigoryan, uno de los amigos de Alik, quien el pasado 3 de diciembre falleció de madrugada en el  centro de internamiento para extranjeros de Barcelona. Alik llevaba 12 días en el CIE de la Zona Franca, tenía 32 años, y en su país le esperaba una hija de siete años. Según la versión oficial, la causa de su muerte apunta a un suicidio. Sin embargo, varios testigos contestan la hipótesis. Manifiestan que Alik fue golpeado por los agentes de policía y trasladado a una celda de aislamiento, desde donde se escucharon gritos durante toda la noche.

Grigoryan cuestiona la versión policial del suicidio: “Tras la autopsia, los forenses dijeron que la causa del fallecimiento fue la asfixia, pero, para hablar de un suicidio, hay detalles que no cuadran: en la celdas las paredes son lisas, el techo alto, ¿cómo se ha ahorcado?”.

En las declaraciones surgieron divergencias entre lo manifestado por la Policía Nacional y los testigos e internos del CIE: “Conforme a las declaraciones de la policía, Alik pidió el traslado de su celda por un conflicto con los otros compañeros. En cambio, los testigos de celda han afirmado que fue un conflicto con la policía, no con ellos. Incluso han dicho en el juzgado que Alik fue golpeado por un policía nacional con anterioridad a ser llevado a la celda de aislamiento. Fue empujado con un golpe en la cara. Alik se puso nervioso, dijo que quería hablar con un jefe de la policía y denunciar. Lo que sabemos fue que a partir de allí se lo llevaron a la celda de aislamiento”, afirma Andrés García Berrio, abogado de la acusación particular y miembro del movimiento Tanquem els CIE.

Para el abogado surgen dos contradicciones: “¿Por qué se lleva a Alik a un régimen de aislamiento que no está regulado? La segunda discordancia tiene que ver con que la celda de aislamiento está cerca del puesto de control del CIE. Las personas que estaban cerca de la celda escucharon gritos durante la noche por parte de Alik. Se debería saber primero cómo murió y luego iniciaremos una investigación independiente para saber si hubo una situación de maltrato hacia Alik y el tipo de custodia, porque él estaba gritando y dando señales”.

Los internos no fueron informados de la muerte de su compañero hasta un día más tarde, cuando el abogado de otra persona que se encontraba en el CIE se lo contó. Fue entonces cuando 30 de ellos decidieron declararse en huelga de hambre. “Fuera ya se sabía de la muerte de Alik, dentro no se sabía nada. A partir de allí, se desencadenó la huelga de hambre de los internos, que ya relacionaron todo, la agresión anterior y la desaparición de Alik,” comenta Andrés García.

Además de la acusación particular presentada por el hermano de Alik, SOS Racismo y la Fundació Migra Studium presentaron una acusación popular. Ginés de Mula, coordinador del grupo de voluntarios de Migra Studium que visita el CIE de Zona Franca, comenta que, con la acusación popular, “pretenden aclarar los hechos y que las circunstancias que han hecho posible que eso pase no se vuelvan a repetir.”

Dadas las incongruencias que rodean el fallecimiento de Alik, la acusación pidió al juez la protección de los testigos, que se acordó el día 5 de diciembre. Sin embargo, no pudo impedir la deportación de dos testigos del Magreb que, el día de la muerte de Alik, se encontraban en la planta más cercana a su celda de aislamiento. La expulsión de los dos testigos del Magreb no representa un caso singular. Muchas veces, las víctimas de agresiones en el CIE denuncian y, mientras esperan a declarar ante el juez, se les expulsa del país.

Jose Peñín, de SOS Racismo, explica a Público que “en todos los casos que tenemos de agresiones, no han podido llegar a ejecutarse porque han expulsado a la víctima, y sin víctima no hay caso. Ahora mismo tenemos un caso abierto en que testigos con nombres y apellidos, el día mismo que estaban citados para venir a declarar, no se presentaron porque ya no estaban en el CIE. ¿Cómo puede ser que un juez haya hecho una petición para que tal persona venga a declarar y desde el CIE los haya expulsado?” Tampoco se puede acceder a los datos de las personas que se encuentran en el centro, para averiguar si han sido expulsados o no: “Llamas y preguntas si tal persona se encuentra en el CIE y te dicen: Eso es protección de datos, no podemos darle esta información. Pero, ¿cómo que es protección de datos?”, se pregunta Jose Peñín.

En junio 2013 se habilitó una normativa para que las organizaciones sociales pudieran visitar los CIE bajo determinados criterios. Pero estos centros siguen siendo opacos y de difícil acceso. “El CIE no quiere que las organizaciones sociales entren allí para que no se vean las cosas que pasan. Si no, no se entendería por qué a fecha de hoy se siguen manteniendo los CIE como un espacio opaco”, se cuestiona el abogado de Alik. El equipo de Ginés de Mula realiza una visita semanal, pero para hablar con la persona ingresada en el CIE necesitan su nombre. “Si no doy nombre, no puedo visitarlo. Entonces necesito contactar previamente con amigos, familiares o abogados de la persona. Sin nombre, no hay visita. No puedo hablar con los que no dan esta información”. Los internos tampoco se pueden comunicar con sus familiares, porque las llamadas se pagan y los que no tienen dinero no consiguen llamar.

Muchas de las personas que llegan al CIE son víctimas de los controles callejeros, realizados con criterios raciales, y de detenciones completamente arbitrarias, un check – point invisible: “Vas caminando por la calle y te encuentras un control que sigue criterios raciales o no tienes rasgos europeos y tu día puede acabar en una pesadilla. Existe una especie de check – point, una frontera interna que se instala en la ciudad de Barcelona y en otros municipios de Catalunya. Cabe hacer esta reflexión para toda la ciudadanía catalana y española, especialmente ahora que nuestros familiares emigran para buscarse una vida mejor. ¿Qué nos parecería que se les pare por la calle y se les prive de libertad por el hecho de no tener los papeles? Creo que empieza a no haber excusas para mantener unos centros cuya existencia vulnera los derechos humanos”,  reclama Andrés García Berrio, de Tanquem els CIE.

Según explica Ginés de Mula, la Policía sale a veces a buscar personas concretas en sus casas y les deja un aviso de que se presenten en la comisaria: “Acaban siendo expulsados, bien porque tienen algún tema pendiente con la justicia, alguna citación en un juzgado, o por no haber arreglado algún papel en concreto. Se les deja un mensaje que dice que se deben personar en la comisaria y acaban en un CIE.”

Amigos de internos y un comunicado de Tanquem els CIE denuncian agresiones físicas y humillaciones en los últimos días en el CIE de Barcelona. Como protesta, 40 internos iniciaron una huelga de hambre. Las personas se duchan con agua fría y en las duchas, donde no existen cámaras, los internos han recibido golpes, aseguran. En el CIE se instalaron los furgones de los antidisturbios la tarde de 31 de diciembre. Conforme al comunicado de Tanquem els CIE, "la mañana del primer día del año, fueron los miembros del cuerpo de antidisturbios los que fueron a despertar a los internos, mostrándoles unos palos de madera y diciéndoles: “Esto sí que duele”.  

En 2010, Mohamed, un joven de 22 años, se suicidó en una celda de aislamiento del mismo CIE de Barcelona. “No se probó ningún tipo de negligencia y se afirmó que la causa de la muerte fue el suicidio. Se archivó el caso”, explica el abogado Andrés García. El 6 de enero de 2012 Idrissa Diallo, ingresado en el mismo centro, fallecía por insuficiencia cardiaca, tras haber solicitado en repetidas veces el auxilio que llegó demasiado tarde. El caso se archivó tras sentenciarse una muerte natural, sin negligencias.

El hecho de que varias personas hayan fallecido en un centro que es de carácter no penitenciario le plantea al abogado Andrés García varias preguntas urgentes: “¿Es legítimo que se aísle a las personas en centros de internamiento de extranjeros? ¿Están vigilando las cámaras para que haya vídeos de lo que pueda pasar allí dentro? ¿Por qué hay un vacío legal sobre los CIE? ¿En qué condiciones se priva de libertad a una persona? ¿Al antojo de la policía?”.

Antes de llegar al CIE se supone que las personas han pasado por delante de un juez y un fiscal, pero Ginés de Mula cuenta que en muchos casos no sabían ni qué les ocurría, ni quién era quién, ni cuáles eran sus derechos, ni que tenían un abogado. En el CIE se vive entre el miedo y el desconcierto. Durante la noche, las celdas se cierran con llave, con lo cual las personas tienen dificultades para ir al baño o para pedir ayuda en casos de emergencia. La privación de libertad en una celda de aislamiento tampoco está reglada por la ley: “No puede ser que como castigo yo decida llevarte a ti solo a la celda de aislamiento”, comenta Andrés García.

Las deportaciones se pueden realizar en cualquier momento: “Por la noche llegan, tú te vas, se acabó. Se le dice una hora antes a la persona que será deportada. Al día siguiente llaman a la familia de aquí y le dicen que esta persona ha sido deportada. Ni siquiera se respeta el derecho a decir adiós”, explica Andrés García.

El CIE como territorio sin reglamento funciona desde el año 1985, un espacio donde se encierra a las personas a la espera de su deportación: “Llevamos 28 años con espacios donde el derecho no entra a regular una privación de libertad en un Estado que se dice democrático. Llegados a este punto, no hagan un reglamento, ciérrenlos”, reclama el abogado de Tanquem els CIE.

El ingreso en el CIE representa un trauma que no se puede explicar a los familiares: “Es que yo no le puedo decir a mi familia que estoy aquí encerrado, porque no podrán creerse que estoy en una prisión por no tener los papeles. Ellos no se imaginan que en Europa existen estos centros en que te meten sin haber delinquido”, confiesa una de las víctimas a SOS Racismo. A Alik lo seguirán esperando su hija, su mujer y su familia. ¿Cómo le contarán a la hija de Alik que su padre ha muerto en un centro de internamiento para extranjeros? ¿Cómo puede comprenderse desde allí lo que ha ocurrido en el CIE de Barcelona?

Grigoryan recuerda un dicho de Armenia: “De lejos los tambores suenan mejor que de cerca”. De lejos, Europa puede presentarse como defensora de los derechos humanos. De cerca, el paraíso europeo alberga más de 300 centros donde se encarcela a la gente por no tener los papeles, una geografía del racismo y del dolor donde se pisotean los derechos humanos con vergonzosa impunidad.

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