Fuerte presión sobre Cameron para que contenga la “ola inmigratoria”
La Vanguardia, , 03-01-2014En la misma línea y aún más crítico, el secretario de Estado para Europa, Michael Roth, también socialdemócrata, rechazó las “necias palabras” de los líderes de la CSU y les acusó de no entender Europa. Tras recordar que el vigor de la economía germana se asienta precisamente en la apertura de los mercados y la libertad de movimiento, exigió profesionalidad al Gobierno de Berlín y consideró que “ése no es el nivel con el que debería trabajar la gran coalición”.
En su defensa, los líderes de la CSU destacaron ayer que su objetivo es evitar abusos y que sólo quieren que se respete el derecho comunitario, que permite restringir el acceso a las prestaciones sociales durante los primeros tres meses de estancia del inmigrante en el país.
La CDU de Merkel intentó rebajar el nivel de la polémica y uno de los vicepresidentes del partido, Armin Laschet, insistió en que la inmigración de rumanos y búlgaros será “beneficiosa” en una sociedad cada vez más envejecida como la alemana.
Pero es en Gran Bretaña donde la puerta abierta a rumanos y búlgaros está provocando más rechazo: temen un flujo migratorio que acabe afectando al mercado laboral y los servicios públicos.
Aunque el Gobierno trata de disipar esta preocupación con restricciones al acceso a las prestaciones sociales de los inmigrantes europeos, las bases tories enviaron el lunes a David Cameron una carta para pedirle que mantenga los controles fronterizos sobre rumanos y búlgaros.
En la misiva, apoyada por presidentes y activistas de las asociaciones conservadoras de distintas localidades del país, se advierte que estos controles son imprescindibles para evitar una “ola de inmigración masiva muy perjudicial y desestabilizadora” para el Reino Unido.
En este ambiente tenso entre la clase dirigente, Damian Draghici, miembro del Senado rumano y asesor del primer ministro, Victor Ponta, declaró al diario The Times que el Reino Unido debe prestar más atención a lo que hacen sus banqueros que a los rateros balcánicos.
“A los gitanos que mendigan en la calle los vemos, piden por una libra o un euro y nos molestan. Sin embargo, algunas personas en los bancos están robando miles de millones pero nadie los ve porque están en la planta 60”, afirma el senador rumano.
Pero no parece que nadie en Londres vaya a recriminar a la planta 60. “Aquí sólo quedará el gato”, decía en un titular el Daily Mail refiriéndose a una remota aldea rumana en la que supuestamente todos tienen la intención de emigrar al Reino Unido.
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