El panorama demográfico de Galicia se presenta negro a medio plazo, pero la radiografía zonal de la comunidad depara distintos comportamientos, todos ellos íntimamente ligados a las perspectivas económicas de cada comarca, generación de empleo y oferta inmobiliaria.

Las proyecciones de población llevadas a cabo por el Instituto Galego de Estatística hasta el año 2023 reflejan esa diferente evolución esperada por los expertos, que en una de sus conclusiones apuntan a la confluencia en el volumen de población de las dos grandes áreas urbanas de la comunidad. El área comarcal que encabeza la ciudad de A Coruña se convertirá en los próximos diez años en el mayor polo de atracción poblacional, al preverse que sean 4.988 más las personas que lleguen a dicha zona para establecerse que las que se vayan de allí a vivir a otras localidades. Según dichos análisis, el área coruñesa llegará al primer tercio de la próxima década con 393.690 habitantes, restado ya el saldo vegetativo negativo ( – 2.262 residentes) que le afectará al igual que a todas y cada una de las 53 comarcas en las que se divide el mapa zonal de la comunidad.

Retroceso en Vigo

En igual porcentaje que A Coruña, pero en su caso de signo negativo, el saldo migratorio le dará un revés a la evolución poblacional de la ciudad con mayor censo de Galicia. El área de Vigo llegará al año estudiado por el IGE con 407.032 habitantes, pasando así de contar con un margen sobre A Coruña de 23.044 residentes de la actualidad a 13.342. En el caso del área viguesa se consignarán además 6.361 fallecimientos más que nacimientos, con lo que sumado al saldo migratorio negativo su población descenderá un 2,86 % en el arranque de la siguiente década.

Además de A Coruña, Ourense se conformará en el segundo polo de atracción de emigración, fundamentalmente interna y en especial dentro de su provincia, que seguirá despoblándose sin remedio aparente. La capital provincial y su entorno ganarán en diez años 4.294 residentes, pese a lo que perderá censo por vía vegetativa.

Santiago junto a Pontevedra van a ser los dos únicos espacios de toda Galicia en los que la llegada de nuevos vecinos se prevé que sea mayor a la pérdida que se estima tengan ambas poblaciones a causa del saldo entre fallecidos y nacidos. El resultado de Santiago se calcula que sea positivo en 1.508 nuevos vecinos tras restar el descenso vegetativo a los 3.346 componentes que recalarán en la ciudad vía inmigración.

En Pontevedra el comportamiento será similar, con 2.276 residentes llegados de otros puntos que permitirán cerrar los dos próximos lustros con un balance en negro de 376 residentes más que en la actualidad.

Las 2.508 personas que se instalarán en ese tiempo en Lugo no impedirán una bajada en su volumen de población, mientras que será Ferrol donde más caerá el censo al perder 3.415 vecinos en el saldo migratorio y 9.466 más en el vegetativo.