Completamente desnudos a pesar de ser pleno invierno, en fila, uno detrás de otro, aguardando pacientemente su turno para ser desinfectados con una especie de manguera contra la sarna, enfermedad que por otro lado ninguno padecía hasta llegar allí…

Ése es el trato, digno de un campo de concentración, que reciben los inmigrantes que tras una larga y con frecuencia agónica travesía consiguen llegar con vida a la pequeña isla italiana de Lampedusa y que van a parar al pomposamente llamado Centro de Auxilio y Primera Acogida que allí opera.

«Nos tratan como animales», asegura unos de los inmigrantes que viven hacinados en ese centro a las cámaras del telediario de RAI2, la cadena de televisión ha difundido las imágenes que muestran el trato absolutamente inhumano que en Lampedusa reciben seres humanos. Y eso que no han pasado más que dos meses del naufragio que se registró frente a la costa de esa isla siciliana el pasado 3 de octubre y en el que murieron unos 600 inmigrantes.

Pero esa tragedia, que provocó lágrimas de políticos y grandes proclamas, parece que no ha dejado ninguna huella en el centro de Lampedusa. De hecho, el vídeo de RAI2 también muestra la escalofriante desenvoltura y normalidad que los trabajadores de ese centro de acogida exhiben ante una situación que les debería de parecer absolutamente aberrante. «Como si el límite del tratamiento deshumanizado se hubiera superado desde hace ya tiempo y ninguno se hubiera dado cuenta», denuncia el reportaje.

Las imágenes que muestran los métodos de desinfección que les son aplicados a los inmigrantes que llegan a Lampedusa han suscitado una oleada de protestas. Empezando por las de la Comisión Europea, que ha amenazado a Italia con abrirle un procedimiento de infracción por la situación en la que viven los inmigrantes en Lampedusa.

«Las imágenes que hemos visto del centro de detención en Lampedusa son terribles e inaceptables», aseguró ayer la comisaría europea de Interior, Cecilia Malmström, en un comunicado en el que le pide a Roma que abra una investigación sobre lo ocurrido y le advierte de la posibilidad de sufrir sanciones.

«Hemos iniciado una investigación sobre las condiciones deplorables en muchos centros de detención italianos, incluido Lampedusa, y no dudaremos en iniciar un procedimiento de infracción para garantizar que se cumplen plenamente los estándares de la UE, al igual que todas las obligaciones», sentencia Cecilia Malmström en un comunicado, en el que amenaza directamente a Italia con dejarle sin la ayuda económica de la Unión Europea destinada a la inmigración.

También en Italia las reacciones de indignación ante lo que ocurre en el centro de inmigrantes de Lampedusa han sido airadas. «Lampedusa debe avergonzarse, Italia debe avergonzarse», sostiene Giusi Nicolini, alcaldesa de la localidad siciliana.

«Es algo indigno de un país civilizado», subraya Laura Boldrini, presidenta de la Cámara de los Diputados y ex portavoz de ACNUR, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados. «Estableceremos de quién es la responsabilidad y quien se haya comportado mal, pagará. Estamos a la espera del informe de la prefectura de Agrigento para entender lo que ha sucedido y tomar las consecuentes decisiones», destacaba por su parte el ministro del Interior, Angelino Alfano. «El Gobierno llevará a cabo una investigación profunda, para verificar y sancionar responsabilidades», promete Enrico Letta, el primer ministro italiano.

El caso es que por mucho que ahora se rasgue las vestiduras, es el Gobierno italiano, y en concreto el Ministerio del Interior, cuyo titular es Angelino Alfano, el responsable en última instancia de lo que sucede en los centros para Inmigrantes de Italia, incluido el de Lampedusa.

De hecho, ha sido el Ministerio del Interior italiano el que ha puesto la gestión del centro de la isla siciliana en manos de una cooperativa llamada Acogida Lampedusa. Por cierto, que ayer uno de los socios mayoritarios de esa cooperativa dio la orden de que los principales directivos de Acogida Lampedusa fueran cesados de sus cargos.