No deja de ser irónico que ayer el primer ministro británico, David Cameron, llevara a última hora al Parlamento la regulación con la que pretende restringir el acceso de los inmigrantes europeos al Reino Unido. Quizás las prisas para que entre en vigor el 1 de enero del 2014 la normativa que pretende retrasar en tres meses el cobro del subsidio de paro y las ayudas a la vivienda le han hecho olvidar que ayer, 18 de diciembre, se celebraba el Día Internacional del Inmigrante. Pero es que el día de Año Nuevo entra en vigor la libertad de elección del lugar de residencia para los trabajadores de los nuevos países de la UE Bulgaria y Rumanía.

Cameron, que a finales de noviembre había pedido a la UE, a través de un artículo en el Financial Times, que restringiera la inmigración, presentó sus medidas como una manera de atajar los abusos contra el sistema de protección social. Además de las limitaciones en subsidios y en ayudas a la vivienda, quienes lleguen a territorio británico verán endurecida la prueba para demostrar que son residentes habituales con intención de arraigar que deben superar a los tres meses. También prohíbe el reingreso durante 12 meses a quienes sean deportados por no trabajar o mendigar e incrementa las sanciones a empresas que paguen menos del sueldo mínimo.

Además del vice primer ministro, el liberal Nick Clegg, también la oposición criticó estas medidas «a medio cocer». La portavoz laborista de Interior, Yvette Cooper, afirmó que esta normativa no detendrá a los inmigrantes. El comisario europeo de Empleo, Asuntos Sociales e Inclusión, Laszlo Andor, puntualizó que es el país de origen el que debe pagar el desempleo los seis primeros meses y que limitar la libre circulación de personas en la UE es ilegal.

El líder del ultraderechista UKIP, Nigel Farage, aprovechó para enfatizar su discurso antieuropeísta y calificó de «humo» la iniciativa de Cameron. Como un intento de frenar el avance de esta formación de cara a las elecciones del 2015 y las disensiones del ala más conservadora de su formación podrían entenderse las concesiones de Cameron a una política más conservadora.