Las mafias utilizan niños para las entradas en Melilla

Los ‘sin papeles’ fingen ser sus padres para eludir la expulsión

El Mundo, PAQUI SÁNCHEZ MELILLA CORRESPONSAL, 12-12-2013

La Delegación del Gobierno en Melilla llevaba tiempo advirtiendo de que la falta de escrúpulos de quienes trafican con inmigrantes podía llegar hasta el extremo de poner en riesgo a niños y mujeres embarazadas con tal de seguir colando a más sin papeles en España. Ayer se conoció no sólo esta lamentable realidad, sino también que el oscuro negocio que las mafias hacen de la inmigración clandestina se ha cobrado como víctimas a al menos 10 menores de edad que fueron sometidos a compra-venta para eludir la expulsión de sus falsos padres, otros inmigrantes que pretendían conseguir su salvoconducto a Europa.

La Guardia Civil ha estado más de un año investigando esta modalidad infantil del tráfico de seres humanos, que ha terminado con 10 menores rescatados y puestos bajo la tutela de los servicios sociales de Melilla, y con 12 inmigrantes imputados por asegurar que eran los padres biológicos de estos pequeños tratados como mercancía.

La operación Herodoto ha confirmado las sospechas de los agentes, que hace varios meses ya intuían que algunos de los inmigrantes que llegaban con niños pequeños podrían no ser, en realidad, los progenitores. La falta de interés que mostraban hacia los menores una vez que ya estaban en Melilla encendió la luz de alarma sobre una posible nueva modalidad de las mafias. Básicamente, estas redes se dieron cuenta de que meter a un menor en una patera abría la puerta de Melilla a quienes iban con él en la embarcación –a los que cobraban entre 1.500 y 2.000 euros–, pues la Guardia Civil se veía obligada a prestar un auxilio humanitario, en vez de una devolución a Marruecos, cuando veía llegar en patera a estos inmigrantes tan vulnerables.

Demostrar esas sospechas no ha sido fácil, ya que ha requerido la puesta en marcha de un protocolo en el que han intervenido hasta seis organismos nacionales e internacionales. De las 12 pruebas de ADN que se hicieron a inmigrantes subsaharianos y argelinos, 10 confirmaron la teoría de la Guardia Civil: no había ninguna vinculación biológica de los menores con quienes decían ser sus padres.

La investigación ha permitido corroborar que las mafias se encargaban de comprar en terceros países a niños, casi siempre menores de 10 años, y los ponían en brazos de inmigrantes adultos a los que vendían el falso sueño europeo, que empezaba siempre en una patera rumbo a Melilla. Pero la travesía para los pequeños fue muchas veces traumática. En uno de los casos, un bebé murió ahogado en el mar sin que fuera reclamado por ninguno de los inmigrantes que iba en la embarcación. Este verano, otro bebé fue utilizado por sus compañeros de viaje para hacer chantaje a la Guardia Civil. Amenazaron con tirar al niño por la borda o prender fuego a la patera si los devolvían a Marruecos.

Una vez en Melilla, los supuestos padres se los rifaban para intentar llegar con más facilidad a la Península. Varias mujeres acogidas en el CETI decían ser las madres biológicas de un mismo menor, que en realidad había sido vendido por 20.000 dinares por su verdadera madre, que estaba igualmente en el centro. También se dio el caso de un niño que salió un día con su supuesta madre del CETI y al rato entró con otra diferente y una nueva identidad.

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