La mitad de los inmigrantes se queda a pesar de la crisis

Las Provincias, SERGIO PEREA | MADRID, 11-12-2013

Abandonaron sus hogares en busca de una vida digna. El país que les vio nacer no podía garantizarles un porvenir y decidieron embarcarse en un viaje entre la incertidumbre y la esperanza. Tras seis años en España, más de la mitad de ellos están dispuestos a quedarse entre nosotros porque, pese a tener salarios inferiores a la media y sentirse algo despreciados por los políticos, disfrutan de unas condiciones sociales que sus lugares de origen no pueden ofrecerles.

Este es el perfil que dibuja un minucioso estudio elaborado por la editorial SM que, por primera vez, analiza el fenómeno de la inmigración en España a través de los ojos de sus protagonistas. «Para razonar y sentir la inmigración, hay que vivirla», explica Ileana Ligia Mihaila, impulsora del trabajo.

Acostumbrados a las gélidas cifras oficiales, ‘Claves de la integración de los inmigrantes en España’ elabora una radiografía más profunda y realista. «Suele haber muchos tópicos y la mayoría salen desmontados. Queríamos tener una opinión pormenorizada de los inmigrantes», asevera el sociólogo Antonio Gutiérrez Resa.

Su publicación coincide con el último informe del INE, que revela la salida del país de casi 260.000 personas en la primera mitad del año. Frente a esta tendencia, el estudio proyecta la imagen de un inmigrante a quien las consecuencias de la crisis económica, cuyos efectos sufre este colectivo con mayor intensidad, no parecen disuadir de sus planes de futuro en territorio español. El 57% de los más de dos mil expatriados que han respondido a las cuestiones reconoce su deseo de quedarse permanentemente en España. Sólo el 31% se afana en ahorrar para volver a su tierra natal, en su mayoría rumanos.

Este país del viejo bloque comunista es el origen del colectivo migratorio más numeroso. Casi uno de cada cinco inmigrantes proceden de allí. Detrás se sitúan por este orden: magrebíes, latinoamericanos y, en menor medida, europeos occidentales. Estos últimos tienden a concentrarse en guetos, en los que se limitan a emular el estilo de vida de sus países sin mostrar ni un ápice de interés en la cultura autóctona.

La principal correa de transmisión de los inmigrantes con la sociedad española es el sistema de protección social. No distan mucho de los autóctonos al sentirse ignorados por los políticos, lo que deriva en una ínfima participación en actividades sociales y asociativas. Su entusiasmo crece al hablar de los servicios. Una amplia mayoría del 80% valora positivamente la sanidad y la educación públicas.

Las principales preocupaciones de estas minorías reflejan el escenario de dificultades que atraviesa la sociedad española. El paro y la vivienda son sus grandes caballos de batalla. Sólo el 23% de los expatriados disfruta de contrato fijo y apenas el 16% opta por una vivienda en propiedad.

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