El teatro Victoria Eugenia de San Sebastián se convirtió ayer en un patio de vecinos donde se dieron cita todo tipo de razas, países y religiones. Todos ellos forman parte de la realidad social del País Vasco, cada vez más compleja y por ello más interesante, aunque haya quien no lo vea así. Se habían reunido, entre otras cosas, para poner en cuestión y reírse «de los rumores más extendidos contra los inmigrantes que circulan en todas las capas y ámbitos de la sociedad».

A la luz del patio de butacas resultaba fácil imaginar el origen de los asistentes al acto. Estaban los de aquí y también los de fuera. Nada más. Pero pronto se apagaron las lámparas y un niño empezó a llorar. Con tanta oscuridad no se podía distinguir su color o procedencia, imposible saber si era de los de toda la vida o de esos a los que ahora se les llama nuevos vascos. Su llanto no tenía acento.

Comenzó entonces la IV edición de Gipuzkoa Solidaria organizada por SOS Racismo en un teatro repleto de ropa tendida en los palcos, símbolo de un vecindario que debe aprender a convivir a pesar de las diferencias. La jornada reunió a representantes de las 200 familias de aquí y de fuera que el pasado día 17 participaron en la iniciativa ‘Bizilagunak – La familia de al lado’ compartiendo mesa y mantel. También sirvió para celebrar el 20 aniversario de SOS Racismo Gipuzkoa y, para poner humorísticamente en cuestión los rumores contra los inmigrantes que se van extendiendo en la sociedad vasca y que, a fuerza de repetirse, parecen verdaderos.

Es bastante común escuchar en conversaciones de calle que los inmigrantes reciben ayudas sociales que no perciben los de aquí, que se les dan pisos gratis, que quitan trabajo a los demás y que no hacen sino aumentar las tasas de delincuencia. Son versiones que circulan de boca en boca y que las estadísticas se encargan de desmentir tozudamente. Pero cuando un rumor está en circulación es muy difícil frenarlo, y esa es la tarea que se ha impuesto SOS Racismo Gipuzkoa, cuyo portavoz, Agustín Unzurrunzaga, recordó ayer la lucha que mantiene la organización contra «los estereotipos y los prejuicios hacia las personas inmigrantes o las que son vistas como tales, contra el hecho de convertir a la inmigración o a parte de ella en chivo expiatorio de los múltiples problemas sociales que hay en nuestra sociedad y que la crisis ha agravado».

«Extrema derecha»

Ante los vecinos del patio del Victoria Eugenia, Unzurrunzaga señaló que SOS Racismo ha recorrido numerosos pueblos de Gipuzkoa para tratar de desmontar prejuicios y anunció que en breve publicará un catálogo en el que se analizarán «una decena de los rumores más cotidianos y recurrentes, los relacionados con el acceso a la vivienda pública, las prestaciones sociales, la sanidad, la delincuencia, la integración, el uso del espacio público, el trabajo, la escuela, el machismo y violencia de género, los hábitos y normas sociales».

El portavoz de SOS Racismo alertó de los intentos de «un amplio espectro de organizaciones neopopulistas que se sitúan en el ámbito de la extrema derecha, que quieren convertir en legal la discriminación contra personas por su origen nacional, grupos étnicos, raciales o religiosos en razón de su diferencia». Esta reclamación, advirtió, «rompe con los fundamentos en los que se basan los regímenes y las sociedades democráticas».

Discursos, teatro, música y entrevistas se mezclaron ayer en el patio de vecinos para defender obviedades que aún necesitan defensa, como la igualdad de las personas. Hablaron la nicaragüense Ángela, que llegó hace trece años para trabajar, y un físico paquistaní que investiga en Nanogune. Uno de ellos aseguró que los vascos son «buenas personas». Quizá sea cierto. Quizá un rumor.