El euroescepticismo aúna fuerzas

La extrema derecha europea se alía de cara a las elecciones de mayo, enfundada en una cruzada contra la UE y la inmigración, y apoyada en la desafección de los ciudadanos

La Voz de Galicia, Cristina Porteiro, 17-11-2013

El miedo vuelve a dominar Europa. El temor fundado de los ciudadanos europeos a ser los únicos paganos de una crisis que de ser ajena, se convirtió en propia y que ha barrido parte de sus derechos sociales está haciendo resurgir fantasmas en el continente que parecían olvidados.

El Centro de Estudios Europeos advierte en su informe Denunciando a los demagogos: La derecha y los partidos nacionales populistas en Europa, que este clima es perfecto para que germinen y broten partidos populistas o se fortalezcan los que hace unos años estaban en un segundo plano político. Todos se enfundan la camiseta del euroescepticismo, ahora que la desafección de los ciudadanos por la política europea repunta.

Las alarmas saltaron hace tiempo. Uno a uno, los parlamentos nacionales de Francia, Bélgica, Holanda, Austria, Dinamarca y un largo etcétera fueron colonizados por los líderes de la extrema derecha, que trataron de volcar las frustraciones de los votantes sobre Bruselas y los inmigrantes.

Nadie respondió de forma urgente y ese tiempo perdido por los europeístas se convirtió en tiempo ganado para los populistas que esta semana sellaron su unión en la Alianza Europea por la Libertad, que aspira a dinamitar desde el corazón de la UE un proyecto político imperfecto y en horas bajas. Para ello, ha pedido el apoyo de socios de Italia, Bélgica, Suecia y Dinamarca. El partido británico UKIP es el único que ya ha anunciado que no se unirá a la entente.

Una vez que consigan reunir fuerzas, deberán alzarse con 25 escaños en la Eurocámara procedentes de siete países miembros en las próximas elecciones europeas de mayo del 2014.

Marine Le Pen, abanderada del Frente Nacional francés, es la cara más visible de esta cruzada contra la integración europea. Pero no es la única. A muchos líderes populistas, especialmente en los países del norte, les ha funcionado a la perfección el discurso de dividir Europa. Un ejemplo claro es Timo Soini, del Partido de los Verdaderos Finlandeses, cuya ambición política es conseguir que su país no contribuya al rescate de ningún Estado del sur.

En España, algunos movimientos populistas y simpatizantes de la ultraderecha, como España 2000, utilizan mensajes simples y directos como el «Con seis millones de parados sobran seis millones de inmigrantes», pero no cuentan con representación política al contrario que los países anteriores.

Autocrítica

Aunque todas las encuestas apuntan a un descalabro de los grandes partidos y un nuevo repunte de los euroescépticos y populistas, algunos líderes de la Unión han hecho autocrítica y todavía no han dado la batalla por perdida.

El presidente de la Eurocámara, el alemán Martin Schulz, es uno de ellos: «En algunos países europeos, ciertos partidos juegan con el miedo de la gente pero tenemos que aceptar que somos un continente de inmigración y que la única salida de la crisis es más unidad».

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