La Policía desarticula una red que prostituyó a más de 200 mujeres

La trama explotó a una discapacitada, a cuatro menores y a parejas de los proxenetas

El Mundo, JAVIER OMS BARCELONA , 26-10-2013

El hilo del que comenzaron a tirar los investigadores de la Policía Nacional estaba en La Junquera, último pueblo gerundense antes de llegar a Francia. Allí, exactamente en una habitación del macroburdel Paradise, uno de los mayores prostíbulos de toda Europa, se encontraba F. , rumana de 22 años con discapacidad psíquica y, pese a ello, con un abultado recorrido en el mundo de la prostitución.

Fue su propia madre la que permitió que una red de proxenetas la pusiera en el mercado en 2009 en un club de Manresa (Barcelona) cuando todavía era menor de edad. Hasta que el pasado marzo fue rescatada en La Junquera y su periplo por las localidades en las que fue explotada permitió iniciar el goteo de indagaciones que ha llevado a la Policía Nacional y a las fuerzas de seguridad de Rumanía a acabar con una organización que, desde el año 2002, se calcula que habría mercadeado en carreteras y clubes de alterne de Cataluña con más de 200 mujeres . De ellas, únicamente se ha logrado identificar a 26. Entre ellas otras cuatro menores de edad, además de las parejas y familiares de algunos de los proxenetas. Otra de sus víctimas, de 24 años, acabó suicidándose lanzándose al vacío a finales del pasado mes de septiembre por la presión a la que llegó a someterle la red de explotación sexual en la que había caído.

El operativo, coordinado por el Juzgado número 4 de Manresa, ha permitido la detención de al menos nueve personas; entre ellas la del líder de la organización en Cataluña, quien, según fuentes conocedoras del operativo, trató de suicidarse ingiriendo decenas de pastillas al verse acorralado por los agentes que lo encontraron escondido en su vivienda.

Desde dicho domicilio llegó a dirigir un entramado formado por hombres procedentes de Rumanía, Marruecos y España, quienes establecieron un mecanismo que les permitió engañar a decenas de mujeres sacadas de pueblos y familias pobres y, posteriormente, explotarlas en pisos, clubes y carreteras repartidos por la provincia de Barcelona y cuya primera parada era el barrio del Raval de la capital catalana. Ahí, tras traerlas engañadas desde Rumanía a cambio de falsas promesas de trabajo, las obligaban a iniciarse en la prostitución, instruyéndolas sobre cómo esquivar los controles policiales o enseñándoles frases básicas para ofrecerse por las calles de Ciutat Vella y que se convirtieron en su rutina: «Hola, vente a la cama. 60 media hora. 120 una hora. Vamos a la cama».

Tras su paso por Barcelona, las mujeres eran trasladadas posteriormente a carreteras comarcales en las comarcas del Bages y del Vallès o a clubes de Terrasa y Manresa, donde ejercían en jornadas de entre 10 y 12 horas, seis días a la semana. De todo ello, apenas veían ningún dinero con el que devolver la deuda contraída por la organización al traerlas hasta España. Así, el 40% de lo que lograban en los prostíbulos acababa en manos de los propietarios de los locales. El resto se lo repartían a medias con sus proxenetas, quienes les descontaban de ello el alojamiento, la manutención y la plaza que les habían conseguido en el club.

Fuentes de la Policía Nacional aseguraron ayer que se prevé arrestar a lo largo de los próximos días a otros nueve implicados en la red de proxenetas, que ya han sido identificados y que están siendo buscados.

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