La familia de Yenny Sofía Revollo, la mujer colombiana de 40 años asesinada y descuartizada por el falso monje shaolín en su gimnasio del centro de Bilbao, ya ha recibido los restos mortales de su ser querido y les ha dado sepultura en Montería, capital del Departamento de Córdoba, en Colombia, según indicaron fuentes del caso. Una vez que la jueza instructora del caso permitió la repatriación, el cadáver fue entregado a su madre para que tenga un lugar donde llorarla.
Mientras, el Juzgado de Instrucción número 3 de Bilbao continúa escuchando declaraciones de testigos, la última la de Ana P., una de las compañeras sentimentales de Aguilar.
La presidenta de la asociación Clara Campoamor, Blanca Estrella Ruiz, que se persona como acción popular y particular en el caso, recordó ayer en declaraciones a la agencia Europa Press que la Ertzaintza aún no ha localizado a dos de las mujeres que aparecen en las fotografías decomisadas al experto en artes marciales. «Hay que encontrarlas y alguien nos tiene que decir que están vivas y dónde se encuentran. Habrá que investigar». A Blanca Estrella no le «cuadra» que «un viernes secuestre, torture y mate a una y el viernes siguiente secuestre, torture y mate a otra», sin que haya cometido más asesinatos. «No me encaja», confiesa.
La representante de la asociación pide que se ponga «encima de la mesa» de la jueza la información que contenía un ordenador que se le aprehendió a Aguilar, que estaba «encriptada» y de la que hasta ahora se desconoce el contenido. «Si no se sabe abrir el código, que se contrate a quien sea o se llame a la Guardia Civil, al equipo de delitos informáticos, pero eso hay que abrirlo y todo lo que hay dentro del ordenador habrá que investigarlo», asevera.