«No volveré a Francia sin mi familia, no soy un perro»

La gitana de 15 años Leonarda Dibrani pone en un brete a Hollande al rechazar su presunta oferta «humanitaria»

El Mundo, JUAN MANUEL BELLVER PARÍS CORRESPONSAL , 20-10-2013

Hollande se ha convertido en la principal víctima colateral del affaire Leonarda. Su propuesta de permitir a la quinceañera gitana volver a Francia sin su familia para seguir estudiando fue acogida ayer con críticas lacerantes desde todos los sectores del mapa político galo. De la derecha a la izquierda, pasando por el centro o el ala crítica del Partido Socialista, todos desaprueban la idea salomónica del presidente, que no gusta ni a la protagonista del caso: la adolescente Leonarda Dibrani, que ayer mismo rechazó desde Kosovo la presunta oferta «humanitaria».

«No volveré a Francia sin mi familia, no soy un perro», declaró tras escuchar a Hollande. «No me esperaba eso del presidente. No ha comprendido nada de mi situación. Pienso que ni se ha estudiado el dossier. ¿Quiere que vaya a vivir con una familia de acogida? No tiene corazón».

«Suplico al presidente que nos acoja a todos en Francia, el país donde queremos vivir. No vamos a dejar de luchar y tengan por seguro que en el futuro volveremos, de manera legal o ilegal», proclamó ayer desafiante Resat Dibrani, el padre de la adolescente romaní que ha provocado estos días una de las mayores crisis internas de la izquierda francesa desde que volvió al poder en 2012.

«¿Acaso Hollande no tiene una familia? ¿No tiene piedad? Claro que quiero regresar a Francia, pero para estar con mis compañeros y con mi novio y no separarme de los míos. Pero esto no termina así y estoy segura de que los estudiantes seguirán protestando», advertía una Leonarda visiblemente afectada, tras rechazar la controvertida oferta del mandatario galo: volver sola y que los suyos se queden en Kosovo, a donde fueron deportados la semana pasada tras casi cinco años viviendo sin papeles en el departamento de Doubs.

«Me parece vergonzoso que el presidente se atreva a pedir a una niña que elija entre su familia y la República. Es un error moral y político muy grave, además de una afrenta a los valores democráticos y una violación intolerable de la Convención sobre los Derechos del Niño», indicó Alexis Corbière, secretario general del Partido de Izquierda, una de las formaciones que más se ha implicado en las movilizaciones callejeras.

En los mismos términos se expresaron los distintos líderes políticos, la mayoría de los cuales no entienden qué necesidad tenía Hollande de realizar a la adolescente dicha oferta, cuando el informe interno sobre el arresto de Leonarda y su inmediata deportación entregado a primera hora de ayer por la Inspección General de la Administración revelaba que todo se hizo conforme a la normativa en vigor y la decisión de expulsar a los Dibrani estaba «justificada» porque ninguno de los recursos presentados por el padre había sido considerado «admisible» por la vía administrativa o judicial.

Para Stéphane Maugendre, abogado del Grupo de Información y Apoyo para los Inmigrantes, la idea de que la chica retorne sola es «una solución absurda concebida únicamente sobre la base de las encuestas». «Durante la expulsión, se consideró que el interés de la menor era estar con sus padres y se montó una operación para recogerla durante una excursión del colegio y que pudiera viajar a Kosovo con su madre y sus hermanas, que habían sido enviadas al aeropuerto de Lyon para ser repatriadas. ¡Cómo es posible que la interpretación del bien de la chica varíe tanto ahora!», agrega.

En respuesta a las manifestaciones de miles de estudiantes en las calles de las principales ciudades francesas y a las críticas realizadas incluso desde su propio partido, Hollande quiso enviar ayer un mensaje dual de «fuerza y humanismo» con el que refrenda la política de expulsión de sin papeles impulsada por el Ministro del Interior Manuel Valls, al tiempo que manda un guiño paternalista a las reclamaciones del ala dura del PS y los sindicatos estudiantiles. «Considero legítima la emoción de la juventud, pero Francia es un país de derecho y de libertades y debemos ser firmes porque es necesario para vivir juntos», explicó.

«La ley debe aplicarse y hay que acelerar los procesos para no prolongar casos como este manteniendo una política clara de inmigración», dijo el mandatario, consciente de que los Dibrani habían permanecido casi un lustro sin papeles en territorio francés debido a la lentitud burocrática y los innumerables recursos en apelación. Para complacer a los socialistas partidarios de «sacralizar la escuela», Hollande anunció igualmente que «en tanto que lugar de emancipación e integración, la escuela debe ser preservada de los conflictos de la sociedad y, por lo tanto, una orden será dirigida próximamente a los prefectos prohibiendo cualquier detención de estudiantes en el entorno escolar, incluyendo las excursiones o los transportes».

Una decisión tachada por la oposición de «maquillaje». El ex primer ministro François Fillon se lamentó de la «indecisión caricaturesca del presidente que, a fuerza de buscar el consenso, aparece ambiguo frente al problema de la inmigración ilegal y cobarde en cuanto a la adolescente condenada a elegir entre Francia y su familia». Para su correligionario, el diputado de la UMP Eric Ciotti, «con su absurda decisión, deja a Francia en ridículo». Una vez más, desde que Hollande ocupa el trono elíseo, parece que el remedio ha sido peor que la enfermedad.

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