Italia y Malta culpan a la UE de la muerte de inmigrantes
El Mundo, , 13-10-2013El primer ministro de Malta, Joseph Muscat, se sumó ayer a las llamadas de socorro lanzadas por Italia y advirtió a sus colegas europeos de que el Mediterráneo se está convirtiendo «en el cementerio de Europa», después de que murieran otras 31 personas en el naufragio de una barcaza cerca de Sicilia.
Según Naciones Unidas, en los últimos 10 años más de 7.000 inmigrantes han muerto en estas aguas en su desesperado intento de llegar a Europa.
«No sé cuánta gente debe morir antes de que hagamos algo», dijo muy crítico el premier maltés, que se siente «abandonado» por el resto de Europa después de que la reunión de ministros de Interior de la Unión Europea celebrada el pasado martes acabara con un vago compromiso político y sin ninguna acción específica para evitar este tipo de tragedias.
El fracaso a la hora de buscar una solución a la europea a un problema que trasciende el ámbito nacional pone más presión sobre los líderes europeos porque cada nueva víctima podría ser imputable a la inacción de la Unión Europea.
En Bruselas ya piden que esta cuestión se eleve a la agenda de la próxima cumbre europea que se celebrará a finales de octubre mientras se conocen nuevos datos alarmantes. Según el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) unos 32.000 inmigrantes han cruzado el Canal de Sicilia y han llegado hasta islas del Sur de Europa como Sicilia, Malta y Lampedusa.
Los datos de Frontex, la agencia europea para el control de las fronteras externas, revelan que en el año 2012 las autoridades nacionales detuvieron a 6.400 inmigrantes que intentaban acceder a Europa por el Mediterráneo. El informe que esta agencia emitió a los Estados miembros a mediados de este año advertía de que las mafias organizadas intentan introducir a los inmigrantes en «oleadas» difíciles de atajar sin una coordinación europea: «Las situaciones de crisis probablemente aumentarán en esta zona debido a que miles de personas intentan cruzar ilegalmente las fronteras en el intervalo de unas pocas semanas o meses.
Las experiencias del pasado muestran que estas crisis se llevan por delante vidas humanas y son muy difíciles de predecir y gestionar sin una respuesta coordinada».
El elevado número de muertes ha obligado a la Comisión Europea a reaccionar en un movimiento que se ha visto desde algunos países del Sur de Europa como «improvisado» y «oportunista», según admiten fuentes diplomáticas. El miércoles el presidente de la Comisión Europea, Jose Manuel Durao Barroso, y la comisaria de Interior, Cecilia Malmström, fueron recibidos con gritos y abucheos en Lampedusa, donde han criticado la constante inacción de la Unión Europea ante el flujo continuo de embarcaciones con inmigrantes ilegales.
Bruselas ha concedido una ayuda urgente de 30 millones de euros para hacer frente a esta crisis humanitaria, pero tiene las manos atadas para poner en marcha una auténtica política europea de control de la inmigración y lucha contra las mafias que trafican con seres humanos al norte de África. «Necesitamos reorganizar los esfuerzos de Frontex en una operación de vigilancia que vaya desde España hasta Chipre», pidió el martes Malmström a los Estados miembros.
Sin embargo la respuesta de los Veintiocho ha sido demasiado vaga y carente de medidas concretas. La propia comisaria admitió que en la reunión de urgencia no se abordaron las cuestiones claves como cuánto dinero deberán desembolsar los Estados miembros y qué tipo de transferencia de competencias hacia la UE se hará en un tema tan espinoso como la gestión de las fronteras. «Lamentablemente lo más probable es que se aplacen las discusiones hasta que este tema se enfríe y deje de estar de actualidad», vaticinaba la semana pasada un diplomático europeo.
La tibia respuesta de los Estados miembros deja entrever un escaso compromiso por parte de los países del Norte de la Unión y la preferencia de algunos socios con acceso directo al Mediterráneo, como es el caso de Francia, por actuar de manera independiente a través de acuerdos bilaterales con distintos países africanos desde donde están operando las mafias organizadas.
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