Crueldad en Francia
La deportación de una escolar es producto de una política implacable contra los gitanos
El País, , 17-10-2013Todos los elementos de este dramático acontecimiento inducen a la sospecha: desde el silencio oficial y mediático que se cernió sobre él durante los primeros días hasta la primera versión policial, que, entre otras cosas, achaca a la madre la petición de que se recogiera a su hija para una deportación fijada de antemano para ese día. Los testimonios de los profesores de la niña han desmentido en parte el relato oficial y dan idea de la vejación a la que fue sometida la pequeña Leonarda, detenida ante sus compañeros como si de una delincuente se tratara.
El Gobierno francés y Manuel Valls en particular están en el epicentro de la tormenta política desatada —críticas socialistas incluidas— y en la que llama la atención la ausencia de un debate sobre el fondo de la cuestión. Ni siquiera el Partido de la Izquierda de Jean-Luc Melenchon ha dudado de la legalidad de la expulsión, limitándose a criticar las formas. Lo que late, sin embargo, detrás de este asunto es una política implacable respecto a ciertas minorías como la romaní —apenas 20.000 personas— y la renuncia de la República Francesa a integrarlas para finalmente, como en un círculo vicioso, culparlas de su falta de integración. La familia Dibrani llegó a suelo galo en enero de 2009 huyendo de Kosovo primero y de Italia después, donde se persiguió con saña a los romaníes. Por tres veces le fue denegada su solicitud de asilo y, recientemente, su regularización, a pesar de que la familia llevaba ya cinco años en Francia y al menos dos de las niñas —Leonarda y su hermana María— estaban escolarizadas con éxito.
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