Más Europa, menos populismo

La Vanguardia, A. MUNS, profesor de Integración Europea, Escola Superior de Comerç Internacional, UPF Alexandre Muns, 17-10-2013

Sistemas políticos estables constituidos por un abanico no demasiado amplio de partidos moderados contribuyeron a la prosperidad de las democracias europeas después de 1945. En Alemania, Austria, los países escandinavos y del Benelux, las políticas de gobiernos encabezados por el centroderecha no distaban mucho de las que ejecutaban gobiernos de centroizquierda. Partidos pequeños moderados de izquierda y de derecha facilitaban coaliciones estables. El dominio de los grandes partidos tradicionales se ha erosionado desde los noventa. Por la extrema derecha, partidos como el FN en Francia o el Dansk Folkeparti en Dinamarca avivan los temores de parte del electorado ante la inmigración.

Las desigualdades crecientes han fomentado la aparición de partidos populistas que ofrecen recetas sencillas. El despliegue del euro por unas élites bienintencionadas que debieron celebrar referéndums provocó la aparición de partidos antieuropeos. La austeridad que han tenido que imponer gobiernos formados por partidos tradicionales y los rescates de Grecia, Portugal, Irlanda y Chipre desde el 2010 han impulsado el crecimiento de partidos antisistema en los países “donantes”.

Las redes sociales y los partidos monotemáticos (de los cazadores, etcétera) también han hecho mella. En la UE, sólo España, Hungría, Eslovaquia y Malta tienen gobiernos unipartidistas con mayoría absoluta. La clase media aguanta y Europa no se precipita hacia un escenario político como el de entreguerras. Pero el temor y hostilidad hacia la inmigración, el multiculturalismo, la globalización, el euro y la austeridad están alentando a los partidos extremistas. La respuesta a la crisis de gobernanza requiere un fortalecimiento de unas instituciones cuyos máximos cargos (presidente del Consejo y de la Comisión) deberían ser elegidos por los votantes europeos. Las elecciones al Parlamento Europeo del próximo mayo deben propiciar que las familias políticas hagan campañas en clave europea con mensajes homogéneos para los 28 estados miembros.

Necesitamos medios de comunicación europeos y políticos que piensen en clave europea. Con más integración europea podemos superar la crisis económica y política. Sin ella, la crisis puede dañar irreversiblemente el proyecto europeo.

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