La cacería ha terminado en Moscú. Al menos la legal. Las fuerzas especiales rusas detuvieron ayer a un individuo de Azerbaiyán de 30 años, al que señalan como autor del asesinato de un joven ruso el pasado jueves.

Su muerte provocó que el barrio moscovita de Biriuliovo se alzase contra los inmigrantes del Cáucaso y otras repúblicas de la URSS que viven y trabajan en la zona. La presencia de grupos nacionalistas desencadenó el domingo el asalto al mercado donde trabajan estos inmigrantes.

El presunto asesino, Orjan Zeinalov, no andaba por allí. Lo encontraron en la tarde de ayer en Kolomma, a 100 kilómetros del lugar de los hechos. Como si fuese una preciada pieza de caza, fue llevado en helicóptero a Moscú, la ciudad donde ha vivido estos últimos 10 años trabajando como conductor. La policía, que se vio desbordada estos días por el tamaño de la peor protesta ultranacionalista en los últimos tres años, se ha apuntado el tanto de poner al asesino a buen recaudo gracias al retrato captado por algunas cámaras de seguridad.

La comunidad inmigrante está lejos de respirar con alivio. Mientras sus comercios eran arrasados, la policía realizó casi 400 detenciones de alborotadores radicales. Pero al día siguiente se presentó en el lugar de los hechos y arrestó a más de 1.000 inmigrantes para examinar su documentación.

Peor es la amenaza de los extremistas: los líderes musulmanes de Rusia expresaban en la mañana de ayer su temor a posibles agresiones de grupos nacionalistas durante la celebración del Kurban Bayram o Fiesta del Sacrificio, una de las dos citas más importantes en el islam. Algunos colectivos de inmigrantes han recomendado durante estos días a los extranjeros de la capital quedarse dentro de casa hasta que se calme la situación. Sobre todo después de que la noche del lunes los nacionalistas convocasen en la mayor red social rusa (Vkontakte) una acción llamada Nuestra respuesta al Kurban Bayram. «Saldremos a protestar sin ningún líder, porque es nuestro país y nuestra ciudad», decía el mensaje. La policía está en guardia estos días porque teme nuevos choques.

Biriuliovo es, según la prensa local, el barrio con los apartamentos más baratos de toda la ciudad. Los precios bajos y el gran mercado de abastos de la zona atrajeron en la última década a muchos chechenos, azerbaiyanos, uzbecos y tayikos. El lugar está aislado por un pequeño bosque y las vías del tren, y no tiene metro cerca. Pero ha sido la fuerte presencia de inmigrantes la que según los vecinos ha hecho que el barrio se quede atrás: «Sentimos que ya no vivimos en la capital», se lamentan.

Una calma que no llega
La detención del sospechoso fue posible gracias al borroso retrato que fue difundido en las redes sociales. El casero de Orjan Zeinalov, que vivía en una habitación alquilada en Moscú, bromeó el lunes con él por el gran parecido que guardaba con el sospechoso. A las pocas horas recogió las cosas y se fue.

Según el diario ‘Nezavisimaya Gazeta’, las protestas podrían continuar hasta el próximo fin de semana. Varias páginas web musulmanas han sido ‘hackeadas’ colgando fotos de cerdos. Tanto en estos disturbios como en choques anteriores en otro mercado, los vecinos critican que los inmigrantes del Cáucaso han creado un Estado dentro del Estado, con sus propios bancos y restaurantes. Y con el respaldo de las autoridades, que cobran su ‘mordida’.

El problema ya estaba sobre la mesa cuando el mes pasado se celebraron las elecciones a alcalde de Moscú. «Los candidatos al cargo prometieron a sus electores ‘limpiar’ la capital rusa de inmigrantes», recordaba ayer el analista Vadim Duvnov, quien cree que esta irrupción de la inmigración en la campaña contribuyó a «legalizar la xenofobia» en la conciencia ciudadana. / X. C.