Un enterrador para las almas errantes

Un clérigo musulmán da sepultura a inmigrantes ahogados al tratar de llegar a Grecia

El Mundo, HÉCTOR ESTEPA, 14-10-2013

Serif Damadoglou está acostumbrado a mirar a la muerte a la cara. Sus manos han limpiado multitud de cuerpos sin vida durante dos décadas. Ayudar a enterrar a los fallecidos de la zona es un cometido inherente a su trabajo como muftí de una comunidad musulmana del norte de Grecia. Serif sin embargo ha querido ir más allá y ha puesto sobre sus hombros una dura misión: la de dar sepultura a los centenares de inmigrantes sin papeles que pierden la vida intentando llegar a suelo heleno.

Muchos perecen mientras cruzan el peligroso paso del norteño Río Evros, frontera natural entre Grecia y Turquía. Quedan congelados o se ahogan en sus aguas. Serif intenta enterrar a todos con el beneplácito de las autoridades: «Es algo muy duro porque vienen grupos de ocho, diez e incluso 25. Todos son jóvenes. Rezamos por ellos, limpiamos los cuerpos y preparamos una mortaja», explica el muftí a EL MUNDO.

Hasta 112 inmigrantes han muerto en el lugar desde 2010, según las autoridades helenas. Serif asegura, sin embargo, haber enterrado con sus manos una cifra muy superior en. Más de cuatrocientos desde el primero, en 1989. Para ello ha creado un cementerio especial en su localidad de residencia, Sidero. Hace años sepultaba los cuerpos de los inmigrantes sin nombre en los camposantos de Alejandrópolis y Didimotijo, pero algunos residentes se quejaron por la saturación en esos lugares y pidió los permisos para crear uno nuevo: «Cada cuerpo tiene un lugar de enterramiento único. No tenemos una fosa común», explica el muftí. Los sepulta a todos sin importar su religión: son seres humanos, dice.

Grecia ha intentado fortificar el paso del Río Evros con una valla anti inmigrantes de 10,3 kilómetros de longitud y cuatro metros de alto. Está situada en la zona más conflictiva de la frontera. Fue terminada en diciembre y costó tres millones. El objetivo era reducir la llegada de sin papeles en la zona más permeable de la UE. Unos 36.000 inmigrantes ingresaron por esa zona en 2010.

Atenas ha intentado así frenar la llegada de indocumentados: hasta 1,5 millones de inmigrantes podrían vivir en un país de tan sólo 11 millones de personas, causando el rechazo de parte de la población. El resultado de la construcción de la valla y el envío de un destacamento de 1.900 policías y agentes de Frontex es visible: un 49% menos de indocumentados cruzaron el Evros en 2012.

Damadoglou lo ve como un parche: «Los inmigrantes van a intentar cruzar por zonas más peligrosas del río y habrá más muertes», lamenta. Parte del área cercana al Evros está minada como resultado de antiguos conflictos entre Grecia y Turquía. El muftí dice haber enterrado a gente alcanzada por esos artefactos. Muchos intentan cruzar ahora por el paso del mar Egeo, una zona de corrientes traicioneras. Amnistía ha registrado un centenar de muertos allí el último año, acusando a Atenas de devolver a los inmigrantes al mar y ponerlos en peligro. «Para Grecia el problema de la inmigración es muy grave. La UE no ha hecho nada para ayudarnos. Hay que sentarse todos en una mesa y decidir qué hacer».

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