Lampedusa abuchea a Barroso por la muerte de inmigrantes
Gritos de “asesinos” al presidente de la Comisión y al primer ministro Letta
La Vanguardia, , 10-10-2013L HANGAR DE LOS FÉRETROS “Esta imagen no se irá nunca de mi mente”, dijo el presidente de la Comisión ISLEÑOS INDIGNADOS “¡Vergüenza!” y “¡asesinos!”, gritaron los manifestantes a la delegación política
Han tenido que ahogarse en el mar más de 300 personas para que el drama diario de la frontera sur de Europa, de ese confín de la desesperación y del tráfico humano, activara las alarmas en Europa y la cúspide de la eurocracia se dignara a mancharse los zapatos en Lampedusa. Un puñado de isleños, con su sonoro abucheo, recriminó ayer a Bruselas –y también a Roma, pues el primer ministro italiano ha tardado una semana en presentarse– su sordera y su desidia criminal.
ROBERTO SALOMONE / EFE “Es un problema de todos”. Letta y Barroso (al fondo) entraron en el hangar donde están los féretros de las víctimas del naufragio; el primer ministro italiano se arrodilló ante el ataúd de un niño y el presidente de la Comisión dejó unas flores
“¡Vergüenza, vergüenza!”, gritaban los manifestantes desde la verja que protege la pista del aeropuerto, después de que aterrizara el avión oficial en el que viajaban el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, la comisaria de Asuntos Internos e Inmigración, Cecilia Malström, y el jefe del Gobierno italiano, Enrico Letta. Alguien se atrevió incluso a llamar “asesinos” a los políticos recién llegados, mientras les mostraba pancartas con fotos de las deplorables condiciones en que viven los inmigrantes y refugiados en el centro de acogida. Los pescadores se unieron a la protesta haciendo ulular las sirenas de sus barcos.
Fue una mañana de emotividad y tensión a flor de piel. La delegación entró en el hangar donde están alineados los féretros de las víctimas del naufragio de la semana pasada. Letta se arrodilló unos instantes ante un ataúd blanco donde reposa uno de los niños muertos. Barroso dejó unas flores. La comitiva guardó silencio. Barroso reconoció luego, en rueda de prensa, que la imagen del hangar “no se irá nunca de mi mente”. El presidente de la Comisión insistió en que ni Lampedusa ni Italia están solas, que un problema de esta magnitud de un país europeo “es un problema de todos” y que Europa “no da la espalda”. La comisaria Malström publicó un mensaje en Twitter en el que reconoció su “inmenso dolor” en el hangar y añadió que la situación “no es digna de Europa”.
En el encuentro con los periodistas se dio la noticia de que, entre los últimos cuerpos recuperados, había el de una madre y un bebé recién nacido, unidos por el cordón umbilical. Parece que el parto se produjo en plena emergencia. Barroso mencionó este terrible hallazgo. Algunos informadores ya lo sabían pero dudaban, por pudor, sobre si debían revelar al público este detalle.
No era la ocasión más elegante para hablar de dinero, pero el presidente de la Comisión lo hizo. Barroso anunció que Italia recibirá 30 millones de euros adicionales de los fondos comunitarios para acoger en mejores condiciones a los inmigrantes y refugiados que llegan. Pero el dirigente europeo tuvo interés en clarificar una confusión que reina en Italia, promovida incluso por el propio Gobierno. Barroso reconoció que los países del sur de Europa son la puerta de entrada de los flujos humanos y soportan esa presión, pero en realidad quienes más refugio dan, a largo plazo y con gran diferencia, son Alemania, Francia, Gran Bretaña, Suecia, Bélgica y Holanda. Esos suelen ser los destinos finales. Insinuó, por tanto, que las quejas de Italia a sus socios no están tan justificadas. Con todo, el problema del alud de inmigrantes y refugiados será tratado en el próximo Consejo Europeo, en Bruselas, los próximos días 24 y 25.
Letta anunció medidas inmediatas para resolver la situación en el centro de acogida de la isla, sobre todo para los menores de edad, y dijo que se celebrará un funeral de Estado por las víctimas. Preguntado por el hecho de que la Fiscalía haya abierto formalmente un sumario contra los supervivientes por el delito de inmigración clandestina –penado con hasta 5.000 euros de multa–, Letta admitió su “profunda vergüenza” de que se aplique la ley “con este celo” ante un tamaño drama humano.
La alcaldesa de Lampedusa, Giusi Nicolini, estaba un poco abrumada por tanto coche oficial. “La visita del papa Francisco (en julio pasado) fue importante, pero esta de hoy quizás lo es más –dijo–. Sería penoso si hoy no cambiara alguna cosa”. Fue la propia Nicolini quien, en días pasados, se mostró dispuesta a que su Ayuntamiento, si el Gobierno no lo hacía, instalara unas tiendas de campaña para dar alojamiento digno a los refugiados hoy hacinados. Nicolini insistió para que la comitiva de Bruselas y Roma visitara el centro de acogida, lo cual no estaba previsto.
En el mar, mientras, continuó la penosa tarea de sacar cadáveres. Son ya 302, entre ellos los de nueve niños.
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