Las autoridades griegas decidieron ayer finalmente decapitar a Amanecer Dorado –el partido neonazi conocido por sus posiciones xenófobas y su violencia contra los inmigrantes – en la primera redada política desde 1974.

En la madrugada del sábado el Tribunal Supremo griego emitió 36 órdenes de detención contra varios exponentes de esa formación neonazi, incluido su líder, su portavoz y algunos diputados.

Los acusa de haber puesto en pie no un partido político, sino una organización criminal pura y dura, una cargo tan grave que ni siquiera precisa de la pertinente autorización del Parlamento para poder detener a diputados. Los delitos que se imputan a algunos de los detenidos incluyen también en ciertos casos homicidio, agresiones, lesiones graves, chantaje y lavado de dinero.

De ese modo han acabado entre rejas Nikos Michaloliakos, el máximo dirigente de Amanecer Dorado; el portavoz de ese partido, Ilias Kassidiaris; el secretario general de la sección ateniense de Nikei, Nikos Patelis y algunos de los 18 miembros de esa organización que en las elecciones del año pasado consiguieron hacerse con uno de los 300 escaños que componen el Parlamento nacional griego. Es la primera vez desde 1974 en que el líder de un partido griego y parlamentarios en activo son detenidos.

Detrás de esos arrestos se encuentra el asesinato el pasado día 18 del rapero antifascista Pavlos Fyssas, de 34 años, a manos de un militante de Amanecer Dorado. Un tal Georgos Roupakias, camionero de profesión y que se ha confesado autor del crimen.

Los responsables de Amanecer Dorado han rechazado las acusaciones de estar implicados en el asesinato, asegurando que se trataba de la acción aislada de uno de sus miembros y que éste había actuado sin el apoyo operativo del partido. Sin embargo varias interceptaciones telefónicas realizadas por las autoridades griegas demostrarían la implicación de los detenidos en la muerte de Pavlos Fyssas.

La investigación por el asesinato de Pavlos Fyssas también ha llevado a la detención de algunos miembros de la policía griega, acusados de haber actuado en connivencia con Amanecer Dorado. Hace unos días ya presentaron su dimisión el número dos de la seguridad nacional griega y el coordinador de la zona central del país. Oficialmente «por motivos personales», pero la sospecha generalizada es que el teniente Ioannis Dikopulos y el general Apostolos Kaskanis fueron invitados a irse tras las acusaciones cada vez más fuertes de que existe colaboración entre muchos agentes de la policía y Amanecer Dorado. «En los últimos tres años ha habido muchos casos en los que nuestros colegas han dado muestras de una excesiva tolerancia hacia la violencia ejercida por miembros de Amanecer Dorado», denunciaba recientemente el responsable de la Federación de Agentes de la Policía Griega, Christos Fotopoulos.

En internet circulan de hecho numerosas grabaciones que muestran cómo en varias manifestaciones, incluida la que siguió al asesinato de Fyssas, policías y miembros de Amanecer Dorado habrían unido sus fuerzas para enfrentarse a los protagonistas de los protestas. Por no hablar de que el domingo pasado el periódico To Vima publicaba que algunos soldados en servicio están dando adiestramiento militar a miembros de Amanecer Dorado.

Según una investigación del rotativo Ethnos, Amanecer Dorado habría logrado poner en pie una auténtica organización paramilitar con considerable material bélico a su disposición. Además, varios sondeos han certificado cómo en las elecciones generales de mayo de 2012 en Atenas Amanecer Dorado obtuvo un mayor porcentaje de votos por parte de miembros de la Policía que de la población civil.

La dirección de la policía ha reconocido que sobre todo en lo que atañe a la inmigración muchos policías comparten las posiciones de Amanecer Dorado.

Hace ya tiempo que la violencia de partido que muchos atribuyen a Chrysi Avgi (como se denomina en griego Amanecer Dorado) es objeto de debate en Grecia, donde muchos acusan al Gobierno de no haber hecho lo necesario para parar a esa formación. Amanecer Dorado obtuvo en las elecciones del año pasado el 7% de los votos. Y según encuestas recientes se habría convertido ya en la tercera fuerza política del país con el respaldo de cerca el 15% de los votantes, cargando sobre todo contra la inmigración ilegal –un asunto que en los últimos años los grandes partidos han obviado– y cabalgando a lomos de la desocupación, que alcanza el 27,6% y entre los jóvenes supera el 64%. Recientemente había amenazado con la dimisión en bloque de sus 18 parlamentarios.

Antonio Samaras, el primer ministro griego, aseguraba ayer que los griegos no van a ser llamados a votar en breve. Pero la pregunta es cuánto conseguirá resistir en el poder el Gobierno de coalición, con el socialista PASOC y la formación de centro-derecha Nueva Democracia cada vez más enfrentadas y con el FMI que no deja de exigir ulteriores sacrificios. El último: el despido de 12.500 funcionarios.

Las encuestas señalan que si se celebraran ahora unas elecciones la coalición de izquierda radical Syriza, capitaneada por Alexis Txipras y conocida por su posiciones antiausteridad, obtendría una clara victoria con alrededor de 10 puntos de ventaja.