Giusi Nicolini: «El mar está lleno de muertos»

Bruselas pide a los Gobiernos mayor solidaridad con los inmigrantes y los países receptores

La Voz de Galicia, M. Signo, 04-10-2013

«El mar está lleno de muertos. Es un horror, no dejan de sacar cadáveres».

La alcaldesa de Lampedusa, Giusi Nicolini, es una mujer bregada, que está acostumbrada a los naufragios que han convertido las costas de la isla en un cementerio marino de inmigrantes. Pero ayer no soportó la dimensión de la tragedia y echó a llorar en cuanto le preguntaron. «No sabemos dónde meter ni a los vivos, ni a los muertos», se lamentó, recalcando de este modo también la situación escandalosa por lo dramática que se vive en el centro de acogida de la isla.

Esas instalaciones dan cobijo en estos momentos a 1.350 personas, a pesar de que su capacidad está pensada para unas 300. Y eso que muchos inmigrantes son derivados hacia la península después de vivir unos días confinados allí. Pero es que todo alivio que se le proponga es poco. Y Nicolini no lo soportó: «¡Basta! ¿A qué estamos esperando? Lo que está pasando en Lampedusa es un horror continuo». Indignada, le dirigió un telegrama al primer ministro Enrico Letta. «Venga a contar los muertos conmigo».

Más que consternado por la situación estaba también el médico Pietro Bartolo. «Nunca vi algo semejante en la gran cantidad de años que llevo trabajando aquí», dijo. Y es que ya poco o nada puede hacer por muchos. Sus vidas, llenas de esperanza por llegar a un mundo de posibilidades, se han ido y, consciente de ello, aflora la realidad que le rodea y espeta: «Desgraciadamente no necesitamos más ambulancias, sino ataúdes».

Una vez más se repite lo que el papa Francisco calificó el pasado julio durante su visita a Lampedusa como «globalización de la indiferencia». El naufragio tuvo eco en todo el mundo, pero quizás el origen del problema quedará silenciado en días y con ello su solución.

Entre tanta desgracia, una luz. Dos mujeres de Eritrea, de 20 y 25 años, fueron rescatadas por un helicóptero y trasladadas al hospital Cívico de Palermo. Con ellas viajó un anestesista. Explicó que están graves, deshidratadas y con síntomas de hipotermia. Añadió como pudo y entre largos silencios que a una de las mujeres se le había dado por muerta e incluso la pusieron junto a los cuerpos inertes en el muelle hasta que se dieron cuenta de que respiraba. Su estado es el más crítico porque ingirió agua del mar y también nafta en el barco. Ambas mujeres relataron el horror de las llamas en el barco, pero no eran capaces de entender nada, abrumadas por tantos cuerpos que terminaron en el mar. El médico que las atendió dijo que una está embarazada.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)