España va a colaborar en un programa de retorno voluntario de inmigrantes desde Marruecos a sus países de origen. Es el siguiente paso en la lucha contra la inmigración de carácter irregular y más específicamente para frenar la creciente presión de personas procedentes de los países subsaharianos en torno a las ciudades de Ceuta y Melilla.
El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, aprovechó ayer el II foro parlamentario hispanomarroquí para anunciar el programa, que será puesto en marcha en colaboración con las autoridades del país vecino y con la Organización Internacional de Migraciones este mismo otoño.
Aunque el ministro no proporcionó detalles sobre el presupuesto ni las fórmulas, sí dejó claro que no se tratará de un retorno sin más, sino que incluirá un trabajo de integración laboral en el país de retorno de los emigrados.
Según los datos de Interior, entre el 1 de enero y el 17 de septiembre de este año la presión en la valla de Melilla se ha duplicado con respecto al mismo periodo del año anterior, ya que unos 3.000 inmigrantes ilegales han tratado de pasar esa frontera, frente a los 1.610 del mismo periodo del año pasado.
No obstante, las policías de España y Marruecos han repelido el 77,3% de los asaltos, que, según describió Fernández Díaz, son cada vez más violentos y numerosos. El ministro recordó que ya existen sendos proyectos en marcha para mejorar los principales pasos fronterizos desde las dos ciudades y entre los dos países, haciéndolos “más cómodos y también más seguros”. La ampliación incluirá carriles adicionales y un acceso exclusivo para las personas que cada día cruzan la frontera a pie con mercancía.
El incremento de la presión migratoria sobre las ciudades autónomas –además de las vallas hay intentos masivos de llegada en embarcaciones neumáticas e incluso tentativas kamikaze a bordo de automóviles que cruzan la frontera a toda velocidad– no se corresponde con lo que está sucediendo en las costas de la Península.
El Ministerio del Interior recordó ayer que la llegada de inmigrantes a través del mar se ha reducido en la primera mitad del año en un 30% con respecto a las mismas fechas del año pasado.
La mayor parte de ese descenso se corresponde con la caída de las intercepciones de embarcaciones en aguas del océano Atlántico con destino a las islas Canarias.