Tribunales / Asesinato de una menor
Abusó de ‘Ave’ después de muerta
El acusado de matar a Avellaneda en Villalba se declara culpable el primer día de juicio, y el informe forense dice que la violó después de matarla en la cantera
El Mundo, , 17-09-2013Joaquín quería conformarse con la pena que le pedía el fiscal en un primer momento. Quería que se le añadiera la atenuante de «haber confesado» el asesinato de Avellaneda, de 17 años, hace casi dos años en Villalba. Pero su estrategia no ha funcionado, porque la acusación particular ejercida por Carolina, la madre de la pequeña, quiere seguir adelante y que además se sepa todo lo que ocurrió esa noche del 11 de noviembre de 2011.
Según fuentes del caso, el informe de la forense de Villalba que practicó la autopsia a la menor explica «sin ningún género de dudas» que Joaquín agredió sexualmente a la menor después de muerta, introduciéndole un objeto o sus propios dedos por la vagina y el ano. Joaquín, colombiano de 22 años cuando ocurrió el crimen, negó ayer esto, y dijo que habían mantenido relaciones sexuales consentidas en la cantera donde se produjo el crimen, y que después hubo una fuerte discusión en la que él acabó por matarla, tras golpearla salvajemente con una piedra en la cabeza.
Además, Joaquín reconoció que volvió a la cantera al día siguiente, cuando supo que su madre se había movilizado para buscar a Ave, y que intentó deshacerse del cadáver, aunque también dijo que el día antes la tiró por encima de una valla sin saber si estaba muerta. También reconoció que ese día después le echó lejía por el cuerpo. La búsqueda duró cinco días hasta que Joaquín confesó el crimen.
La acusación particular de la madre, representada por el abogado José María Garzón, tiene pensado pedir en sus calificaciones finales del juicio una pena de 17 años y medio por un delito de asesinato, más cinco meses de prisión por un delito contra el respeto a lo difuntos por la profanación del cadáver que hizo Joaquín después de matarla. Este delito está castigado con penas de tres a cinco meses.
Ayer se acercó también al juicio el cónsul general de República Dominicana, Frank Bencosme, quien explicó el pasado viernes a este periódico que su consulado va a apoyar a la madre de la joven muerta en todo lo que puedan.
La situación de Carolina es dramática después del fallecimiento de su hija. Como ya publicó ayer este diario, la mujer cayó en depresión tras el asesinato y rompió su relación de pareja. Además, el negocio que tenía en Villalba, el bar Rancho Merengue, acabó cerrando y en la actualidad la mujer sigue sin trabajo. También se murió su madre, abuela de Ave, al enterarse de que habían matado a su nieta. La mujer vivía en República Dominicana y se enteró un mes y medio después del crimen, y al saberlo sufrió un infarto. Carolina, además, aún debe dinero a la funeraria por el entierro de Avellaneda. Y, para colmo, el hijo pequeño de Carolina, un niño que estaba muy apegado a su hermana, empezó a ir mal en el colegio y ya ha repetido dos cursos.
El abogado de la defensa anunció ayer en la Audiencia Provincial que pedirá una pena de 10 años de prisión por un delito de homicidio (el grado más bajo de la pena) por la atenuante de confesión. El fiscal, en cambio, pide 15 años por ese mismo delito (el grado más alto), más cinco meses por la profanación del cadáver.
Para la acusación particular, en cambio, la versión de Joaquín deja muchos cabos sueltos que hacen que el delito merezca la pena ser calificado como asesinato, y no homicidio (con lo que la pena es mayor, de 15 a 20 años), y que no haya atenuantes posibles. El motivo por el que el abogado de Joaquín pide la atenuante, esa supuesta confesión, para la acusación particular se desmorona. La razón es que el Código Penal considera la confesión como atenuante cuando el culpable confiesa antes de saber que la Justicia va tras él, y eso, según el abogado Garzón, no se produjo, porque la Guardia Civil ya consideraba sospechoso a Joaquín desde el primer momento.
Él, aparte, confesó en el segundo interrogatorio, cuando los agentes en el primero le dijeron que les llevara hasta el cadáver porque iba a ser mejor para él, y de hecho le habían citado al día siguiente para que confesara. Así pues, Joaquín ya se vio acorralado cuando se derrumbó y se declaró culpable.
Ayer, en la sala de audiencias, durante su declaración, Joaquín pidió perdón a la madre: «Todos los días de mi vida pido a Dios que me perdone. Estoy arrepentido de corazón, entiendo lo que está pasando la madre y espero que algún día pueda encontrar el perdón», dijo el acusado, según informa Europa Press.
Carolina, en cambio, no quiere perdonar. «Igual que yo me he quedado sin mi hija, que él se quede sin libertad todos los días de su vida», afirmó.
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