Noruega tendrá 'ultras' en el Gobierno

La victoria de la alianza conservadora deparará un Ejecutivo con el Partido del Progreso, al que perteneció el autor de la matanza de Utoya

El Correo, E. C. | OSLO., 11-09-2013

El primer ministro noruego, el laborista Jens Stoltenberg, lideró a un país conmocionado por la mayor matanza que ha sufrido en tiempos de paz, la perpetrada el 22 de julio de 2011 en la capital, Oslo, y en la isla de Utoya por el ultraderechista Anders Breivik. Y en la reciente campaña electoral no dudó en ponerse por unas horas al volante de un taxi para conocer de cerca las inquietudes de sus conciudadanos. Después de las elecciones del lunes, le queda el consuelo de que su partido sigue siendo el más respaldado, aunque el 30,9% de los votos y 55 escaños conforman una cosecha insuficiente para intentar liderar por cuarta vez el Gobierno.

Esta tarea corresponderá a la máxima dirigente del Partido Conservador, la segunda formación más respaldada por los noruegos. En solitario, Erna Solberg ganó 18 escaños respecto a la cita de cuatro años antes, y ahora sumará sus 48 parlamentarios a los de otras tres formaciones de derecha: el Partido Liberal, el Partido Cristianodemócrata y el Partido del Progreso. A esta última fuerza, que defiende postulados claramente ultraderechistas, perteneció hasta 2006 el asesino que en Oslo y Utoya segó la vida de 77 personas. Las víctimas eran en su gran mayoría miembros de las juventudes del Partido Laborista, el que abandonará el Gobierno noruego el 14 de octubre después de presentar el Presupuesto para el próximo ejercicio.

«He esperado mucho tiempo para decir esto: ‘Adiós, Jens’». Con estas palabras, proferidas a gritos ante sus seguidores, despidió al primer ministro la líder del Partido del Progreso, Siv Jensen. La formación, tercera fuerza del Parlamento con 30 escaños, perdió en la cita del domingo seis puntos y doce representantes un retroceso que algunos analistas relacionan con las terribles andanzas de su antiguo afiliado Breivik pero accederá en breve al Gobierno de Oslo de la mano del Partido Conservador.

Conciliar intereses

Dos años después de la tragedia de Utoya, el grupo populista ha atenuado su discurso contra la «galopante islamización» de la sociedad noruega además de condenar los crímenes de su antiguo compañero de filas aunque todavía preconiza una severa política de inmigración que choca en buena manera con los más tolerantes postulados de las otras tres formaciones llamadas ahora a compartir el Ejecutivo noruego. Conciliar los diferentes intereses de los previsibles socios del futuro Gobierno complicará las próximas semanas de trabajo de la previsible primera ministra.

Erna Solberg obtuvo el domingo el mejor resultado del Partido Conservador en tres décadas y devuelve a la derecha al poder después de 23 años. A sus 52 años culmina con éxito una trayectoria al frente de su formación no exenta de sobresaltos por los frecuentes resultados adversos en las urnas. Ahora, ‘Erna de hierro’, que se ganó el apodo por su línea dura en inmigración y su inflexibilidad en algunos sonadas peticiones de asilo político, será la segunda jefa de Gobierno del país después de la carismática laborista Gro Harlem Brundtland, que presidió varios gabinetes en décadas de los 80 y los 90 y que el 22 de julio de 2011 abandonó la isla de Utoya poco antes de la llegada de Breivik.

Erna Solberg, diagnosticada de dislexia a los dieciséis años, prodiga muestras de franqueza en los más diversos temas, sin rehuir sus problemas de sobrepeso. «También tengo mis complejos. Espero poder demostrar que las mujeres pueden llegar lejos sin ser jóvenes, guapas y delgadas. Muchos creen que el envoltorio decide hasta dónde llegas, pero lo que cuenta es saber de lo tuyo», confesó esta admiradora de Angela Merkel. Ahora tiene cuatro años por delante para mantener la confianza de una sociedad opulenta, necesitada de trabajadores extranjeros y que acaba de desbancar al dirigente que la condujo con mano firme por las turbulencias de la crisis económica y la más cruel violencia política.

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