"Los vascos toleramos a los inmigrantes pero queremos límites para los irregulares"
el coordinador de ikuspegi califica de "ambivalente" a la población vasca
El número de extranjeros residentes en Euskadi ha bajado en 3.729 personas por primera vez en quince años
Diario de noticias de Gipuzkoa, , 10-08-2013donostia. El coordinador del Observatorio Vasco de la Inmigración – Ikuspegi, Gorka Moreno, cree que los vascos somos “ambivalentes” respecto a los inmigrantes: les toleramos y nos les hacemos el “chivo expiatorio” de la crisis, pero queremos límites para los irregulares.
En una entrevista, Moreno repasa la situación de la población extranjera que vive en Euskadi, que ha bajado por primera vez en quince años, en 3.729 personas. Este descenso, según Moreno, no quiere decir que se dé un retorno masivo de inmigrantes: “Hay población extranjera que se está yendo, pero me atrevería a decir que no son muchos”.
En estas cifras de bajada de extranjeros hay un factor legal: muchos inmigrantes, sobre todo latinoamericanos, acceden a la nacionalidad española, pasan a ser españoles y ya no cuentan como extranjeros.
Pero sí hay algunos que retornan a sus países de origen. ¿Quiénes? “Sobre todo población latinoamericana, también porque son muchos los que tienen ya la nacionalidad española y por lo tanto pueden volver (a España) cuando quieran”.
También se practican “estrategias de supervivencia”: por ejemplo – detalla Moreno – , mandar a la familia al país de origen y quedarse el padre apañándoselas, algo que realizan muchos marroquíes, o procesos “circulares”, de pasar unas temporadas en su país y otras en España, sobre todo entre rumanos.
Pero no se dan grandes cifras de regreso, porque la situación en sus países de origen tampoco es mejor que en Euskadi, porque han echado raíces, los hijos son de aquí, o por las hipotecas, que enraízan muchísimo.
“La inmensa mayoría lo que buscan es resistir. Más bien están como todos, esperando a que escampe. Con lo que cuesta el proceso de llegada e integración no es fácil volver al país de origen. Retornos se están dando, pero no de forma masiva”, resume.
Intentan aguantar a pesar de que la crisis afecta mucho más a la población extranjera que a la autóctona.
Primero ahorraron: el gasto entre la población autóctona disminuyó entre 2007 y 2010 en unos 1.000 o 2.000 euros anuales por persona, mientras que entre los inmigrantes el descenso fue de entre 4.000 y 5.000 euros.
Pero la persistencia de la crisis ha llevado a que el colectivo de inmigrantes sufra unas tasas de pobreza mucho mayores que la población autóctona. “La pobreza en el País Vasco es una pobreza inmigrante. La tasa de pobreza entre la población inmigrante es de un tercio, cuando entre la autóctona es de un 5%; prácticamente, no hay pobres autóctonos, y en época de bonanza eran menos: el espacio de la pobreza está ocupado por los inmigrantes”, resume.
Parece que los vascos son conscientes de ello, porque no se hace culpable al inmigrante de la crisis: “La población ve que el emigrante está sufriendo. Muchos tenemos vecinos extranjeros y vemos que la crisis no la han creado ellos”. Pero esta tolerancia se combina con un fuerte aumento, al 21% según el último estudio de Ikuspegi, del número de vascos partidario de expulsar a los irregulares. Moreno explica que en Euskadi “hay una actitud ambivalente: aceptamos al que llega con contrato de trabajo, pero aparecen opiniones que quieren marcar algún cortafuegos (para el inmigrante), para que en esta situación de recortes tenga algún tipo de preferencia el vasco frente al de fuera”.
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