El racismo de la Liga avergüenza a Italia

El primer ministro Letta afirma que los insultos a la ministra «dañan» al país El partido niega que Calderoli tenga que dimitir de su cargo en el Senado

El Mundo, IRENE HDEZ. VELASCO ROMA CORRESPONSAL , 16-07-2013

Decir que la ministra italiana de Integración –Cécile Kyenge, de origen congoleño– «parece un orangután» no es motivo suficiente para que Roberto Calderoli tenga que dimitir de su cargo como vicepresidente del Senado. Eso decidió ayer la Liga Norte, el partido de Calderoli.

A pesar de la enorme oleada de indignación que ha desatado la agresión racista de Calderoli, a pesar de las 90.000 firmas de ciudadanos reunidas en tan sólo un día pidiendo su renuncia al importante cargo institucional que ocupa, la Liga Norte no sólo da la cara por él y le defiende, sino que varios de sus miembros lanzaron ayer nuevos insultos xenófobos contra la ministra Kyenge, en una escalada de ataques discriminatorios. Por no hablar de la provocación añadida que supone que, en medio de la controversia que han desatado las palabras de Calderoli, la Liga anunciara ayer su decisión «aún más fuerte» de mantener la convocatoria para el 7 de septiembre en Turín de «una gran manifestación a favor de la legalidad y en contra de la inmigración clandestina».

«Estamos profundamente indignados por los términos ofensivos utilizados por Calderoli con una criatura de Dios como es el orangután. Consideramos vergonzoso que se pueda comparar a un pobre animal indefenso y sin escolta con un ministro congoleño», escribía ayer en su página de Facebook Daniele Stival, miembro de la Liga Norte y asesor para la inmigración de la región. Posteriormente Stival retiraba ese comentario y aseguraba que se trataba «sólo de una broma».

«No hay de que escandalizarse, con frecuencia en política se recurre a ese cierto tipo de lenguaje», destacaba en el Senado Sergio Divina, parlamentario de la Liga, resumiendo así la posición de su partido respecto a las palabras de Calderoli.

Por su parte, Matteo Salvini, el secretario general de la Liga Norte en la región de Lombardía, también rompía una lanza a favor de Calderoli. A través de su página de Facebook Salvini lanzaba un ataque contra el presidente de Italia, Giorgio Napolitano, quien ante el insulto racista de Calderoli no había dudado en hablar de «embrutecimiento de la vida civil». «Que Napolitano permanezca callado, que es mejor», sentenciaba en Facebook.

Enrico Letta, que ya el domingo condenó las palabras de Calderoli, volvió ayer de nuevo a la carga con mayor determinación. «Los insultos a la ministra Kyenge por parte de Calderoli son otra página vergonzosa de la que se hace eco la prensa extranjera de toda Europa, un asunto que daña a nuestro país», aseguraba Enrico Letta, presidente del Gobierno italiano y miembro de Partido Demócrata, la formación de centroziquierda a la que también pertenece Cécile Kyenge y que pide la dimisión de Calderoli como vicepresidente del Senado. Letta lanzaba en ese sentido un ultimátum a Roberto Maroni, el líder de la Liga Norte y presidente de la región Lombardía, para que pusiera el punto final a la controversia desatada por las palabras de Calderoli. «Hago un llamamiento a Maroni para que cierre rápidamente esta página, si no se entrará en una lógica de desencuentro total que no le sirve a él ni al país. Cierre ya esta página, la vergüenza ha sido ya suficiente».

«Ya basta. No se puede dejar espacio al racismo, al insulto, a la instigación a los peores instintos. No se trata de pedir perdón o de desmentir bromas. No se puede tergiversar ni minimizar», aseguraba el Partido Demócrata en una nota en la que volvía a pedir la dimisión de Roberto Calderoli.

La Liga Norte ignoraba esa petición y hacía piña en torno al vicepresidente del Senado. «Calderoli se ha equivocado, ha reconocido su error y se ha excusado», sentenciaba Roberto Maroni. Pero Calderoli no se ha mostrado muy compungido tras comparar a la ministra Cécile Kyenge con un orangután. Sus presuntas disculpas se resumen en esta frase: «Era sólo una broma basada en el aspecto estético».

La ministra de Integración, con la exquisita serenidad que le caracteriza, no sólo anunciaba que no piensa emprender acciones legales contra Calderoli sino que ni siquiera pide su cese como vicepresidente del Senado. «Las dimisiones no las pido yo, ese no es un punto que me concierna. Yo planteo otra cuestión: una reflexión sobre el papel que revisten los cargos públicos».

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