a pie de calle

Multiculturalidad en las aulas

El Periodico, CATALINA GAYÀ , 28-06-2013
El hombre accedió a la entrevista, pero luego me llamó y me dijo que no, que no quería que lo publicara. ¿Por qué?, pregunté. «Creo que aún no estamos preparados». ¿Quiénes? «La gente de aquí, ni vosotros ni nosotros». Colgó sin que pudiera decir nada más. De esta conversación ya hará dos años el mes que viene. En julio del 2011, andaba yo buscando qué opinan las diferentes comunidades culturales que conviven en Barcelona y había llegado a una tienda de un señor paquistaní. Lo primero que me había dicho es que aún no había «convivencia» porque había «mucho desconocimiento». Luego, me había ofrecido una silla y toda una explicación. Conocía bien este periódico, le parecía importante aparecer para fomentar el entendimiento y, 17 horas después, se arrepentía de haberme dedicado una hora y media. Recupero en estos días esa entrevista que ahora es anónima y que solo puedo explicar que transcurrió en un negocio del centro de la ciudad. En la grabación se escucha que, durante 17 minutos, el hombre, sentado frente a mí y ojeando los pasos de las clientes que entraban en su tienda, me había intentado explicar que él solo se sentirá «ciudadano» cuando paisanos suyos sean «abogados, médicos, veterinarios, arquitectos, y, por qué no, periodistas». De momento, decía, hay que esperar porque «dos décadas son pocas en la historia de las migraciones». Dos años después de esa entrevista, en la universidad ha habido una presencia normalizada, no solamente una excepción, de jóvenes rumanos, marroquís, colombianos, peruanos, dominicanos, ecuatorianos, chinos y bolivianos. El viernes pasado, varias chicas con pañuelo desayunaban en el bar de una facultad en la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), y varios profesores comentaban la presencia de la multiculturalidad en las aulas. Posa la mirada sobre la multiculturalidad el que tiene 30 años; los jóvenes universitarios conviven con las diferentes culturas desde que se escolarizaron. María Jesús Ibáñez publicaba en abril de este año que «apenas el 3,9%» de los universitarios catalanes corresponde a los hijos de la ola migratoria de la década de los 90. Explicaba también que la cifra va en aumento cada año y citaba a ria de las migraciones». Dos años después de esa entrevista, en la universidad ha habido una presencia normalizada, no solamente una excepción, de jóvenes rumanos, marroquís, colombianos, peruanos, dominicanos, ecuatorianos, chinos y bolivianos. El viernes pasado, varias chicas con pañuelo desayunaban en el bar de una facultad en la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), y varios profesores comentaban la presencia de la multiculturalidad en las aulas. Posa la mirada sobre la multiculturalidad el que tiene 30 años; los jóvenes universitarios conviven con las diferentes culturas desde que se escolarizaron. María Jesús Ibáñez publicaba en abril de este año que «apenas el 3,9%» de los universitarios catalanes corresponde a los hijos de la ola migratoria de la década de los 90. Explicaba también que la cifra va en aumento cada año y citaba al antropólogo Jordi Moreras, quien advertía que «la barrera económica» será difícil de franquear. Proceso de acogida Como mínimo, una chica dominicana, una venezolana y un chileno han cursado primero de periodismo este año. Todos pasaron por el aula de acogida, a todos les costó entender este sistema y todos tuvieron miedo de no ser aceptados. Todos entraron en la universidad con medias altísimas. En sus trabajos de curso, han ido a pie de calle a fijarse en sus comunidades. La chica dominicana ha intentando entender por qué ella es la única que estudia de entre sus amigos, el muchacho chileno ha trabajado los rumores que dañan al que viene de fuera, y la venezolana ha escrito sobre los desahucios entre las familias de inmigrantes. En la entrevista, el señor paquistaní explica que pasarán cinco años antes de ver a universitarios que sean hijos de la migración de los 90. Hace dos años pensé que eran palabras al aire. Ahora veo que sabía perfectamente lo que decía. Dice en la grabación que espera que su hijo sea economista, pero que ya se verá.
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