integración de croacia en la unión europea el 1 de julio
Croacia, en busca de su horizonte en Europa
Los históricamente castigados croatas afrontan el "momento difícil" de su entrada en la UE con su carácter positivo, aunque con ciertas reservas
Deia, , 22-06-2013ivica dus Doctor en Economía croata tin dujmic Guía turístico, vivió en Málaga en la guerra
zagreb. Si alguien muy frívolo aterrizara en Zagreb sin tener ni idea de lo que sucedió en la guerra de los Balcanes, no podría creer que aquel enfrentamiento fue cruento. Es cierto que la capital croata no resultó tan afectada por los ataques serbios como Dubrovnik o Split – y que Bosnia sufrió más que Croacia – , pero el ambiente que se respira en esa luminosa y animada ciudad dista mucho del duelo previsible. Al menos, las personas consultadas comentan que, excepto aquéllos que perdieron a algún ser querido en combate, en general los croatas prefieren mirar hacia adelante, al horizonte. Además, “los croatas tenemos una historia llena de pérdidas, así que estamos acostumbrados”, apunta con humor Tin Dujmic, guía zagrebí que permaneció casi dos décadas en Málaga, donde su familia tenía un piso y se refugió al estallar el conflicto bélico.
Tin es un ejemplo de la fuerza de los croatas para sobreponerse, ya que ha tenido que “buscarse la vida” mucho tiempo y habla de cómo regresó a su país natal “como un inmigrante: tuve que empezar de cero. En Málaga era un encargado y aquí comencé como camarero”. Actualmente, los niveles de desempleo en Croacia rondan el 19%, y, si bien su capital luce bella y colorista, los oriundos consultados coinciden en que otras poblaciones del país cuentan con niveles mucho más bajos de vida. Tal y como ocurre en la relación entre Praga y el resto de la República Checa. Así lo verifica Zdravko Karna, propietario de varios restaurantes en Zagreb que hace unos años vivió en Euskadi: “Croacia no está muy bien, pero la gente está acostumbrada al bajo nivel de vida. Y hay muchas diferencias entre la capital y otras localidades croatas”.
Zdravko llamó por el año 2000 a Davor, un zagrebí que viajó a Bilbao por un mes y al final se quedó a vivir y se casó con una vasca. Ayudaba a Zdravko en su empresa y “entonces en España se vivía bien. Yo tenía mi trabajo en Croacia, pero me interesó la aventura”, cuenta hoy. Davor piensa que sus compatriotas no confían en sus políticos, “al igual que pasa con los españoles”, y de ahí los escasos apoyos en el referéndum efectuado. “Croacia estaría mucho mejor si no hubiera habido tanta corrupción entre sus políticos”, apostilla Ivana Mudronja, una viajada guía zagrebí que habla un castellano muy formal. “Primero fueron los comunistas, luego la guerra… hay un agotamiento histórico”, describe con eslavo lirismo.
Tin confiesa que él votó “No” en el referéndum para la integración, pues “ya había visto el ejemplo de España. Creo que en Europa los países grandes se aprovechan de los más pobres”. Algo así considera Davor: “Cuando se cambió de pesetas a euros, una barra de pan o un café pasaron de costar 100 pesetas a un euro. Puede que algo así pase en Croacia”.
Una estudiante que atiende en el singular Museo de las Relaciones Rotas habla en este tono: “En mi entorno nos lo tomamos como una broma, no nos lo tomamos en serio. No creemos que nos vaya a beneficiar”, estima, en referencia a la próxima adhesión. Cerca de la preciosa estación del tren, frente a la estatua ecuestre del primer rey croata – Kralj Tomislav – , Marija vende aromáticas bandejas de fresas muy rojas, de Pisarovina. Esta actividad forma parte del colorista paisaje de la ciudad de Zagreb. “No confiamos demasiado en los beneficios de pertenecer a la Unión Europea. La gente tiene miedo. ¿Vosotros estáis contentos con la experiencia?”, cuestiona.
las ventajas Ivica vive a caballo entre Zagreb y Frankfurt, donde se doctoró en Economía. Él entiende que haya recelos entre los croatas, de cara a la integración, al encontrarse Europa en plena crisis, “pero pienso que, de los pros y contras, globalmente va a ser más positivo que negativo entrar en la Unión Europea, valora”. Algo parecido comenta Ivan, un bosnio que se mudó a Zagreb, donde vivía su hermana, para estudiar Económicas, y se ha quedado. Para costearse la estancia trabaja como chófer turístico. “Creo que va a ser positivo”, prevé.
La directora de Turismo de Croacia en Madrid, Sania Jelic, está muy atareada estas semanas con todo lo que se está moviendo en torno al 1 de julio, y en sus oficinas han detectado un interés especial por la Croacia de la Unión Europea, por parte de potenciales viajeros. De partida, el turismo reporta al país balcánico nada menos que un 14% de su PIB, y no es de extrañar, ya que Croacia es el país con mayor lista de sitios inmateriales, siete protegidos por la Unesco; cuenta con 1.244 islas encantadoras, una costa dálmata llena de luz y hermosos paisajes y ciudades; las cascadas de Plitwizer son espectaculares, la gastronomía croata nos seducirá y sus tradiciones e idioma se mantienen secularmente, tal y como enumera el embajador Neven Pelicaric.
Sania espera que la adhesión a la Unión Europea “facilite la entrada de viajeros tanto de la propia UE como de otros países, y ayude a agilizar los cruces fronterizos por carretera sobre todo”, además de que habrá aspectos para los viajeros europeos, como el uso de la tarjeta sanitaria europea, que “facilitarán algunas cosas”. Los circuitos son muy demandados en el Estado español y los festivales veraniegos, la gastronomía, los parques nacionales, las islas, los fly&drive y la costa dálmata son importantes reclamos. “Formamos parte de Europa. Este es un momento histórico para nosotros, pues es como si un hijo volviera a la casa familiar. Y, aunque haya problemas, los resolveremos entre todos”, estima Sania.
Algo así explicó hace unos días el embajador Pelicaric: “Es verdad que en este momento llueve y el techo gotea en esta casa común, pero entre todos lo podemos arreglar bien”. Pelicaric recuerda que “es la primera vez en la historia en que entra un solo país, siempre eran más”, y memora el “hito histórico de 2004”. Desde DEIA ya informamos en 2007, también, de cómo algunos ciudadanos búlgaros y rumanos tenían “miedo de que con la adhesión los precios sean insufribles”, tal y como apuntaba Maya Kutva, búlgara residente en Tenerife. Ahora, Croacia ha dado pasos con el viento en contra, aunque su primer ministro ya aseguró que “es mejor formar parte del club que mantenerse aislado, incluso cuando el club tiene problemas como en este momento”.
Zoran Milanovic indicó que “durante diez años recibiremos de Bruselas el doble del dinero que tendremos que pagar. Tendremos toda una generación de tiempo para alcanzar al resto de Europa”.
Y así, distante de la pujanza actual de la también eslava Polonia, Croacia restaña heridas de una historia preñada de conflictos – su enclave es estratégico y, por tanto, deseado – , a golpe de trabajo y aprovechando el tirón turístico de sus hermosas poblaciones, tanto en la costa dálmata como en esa Zagreb muy, muy verde, y con unas calles y plazas vivas, repletas de terrazas y de espectáculos callejeros.
En su 80% católica, con mucho de eslava y mucho de mediterránea, y muy bilingüe, Croacia afronta su entrada en la Unión Europea, el próximo 1 de julio, tras sus vecinas Bulgaria y Rumanía, sin Unión Monetaria. Allí, excepto contadas ocasiones con euros y muchas con tarjeta de crédito, pagaremos en Kunas, conformadas por 100 Lipas. 7,3 kunas equivalen a un euro, de forma que nuestra estancia en Croacia, del mismo modo que en otros países de esa área europea, será relajada para el bolsillo… El embajador Pelicaric habla de ausencia de “cambios bruscos, de la noche a la mañana”, por parte del Banco Central croata. “Las fluctuaciones serán moderadas”.
El embajador es consciente de que habrá comerciantes que “aprovechen el cambio de moneda para superar el precio que está vigente ahora mismo”, pero de momento el viajero se beneficia de holgadas tarifas directamente proporcionales a generosos y elaborados platos y vinos. Luego, el verano saca las terrazas a la calle y muchos espectáculos, música y ambiente. En Zagreb conviven de forma llamativa lo más clásico y lo más vanguardista.
Será en Zagreb, el 31 de junio a medianoche, donde estalle la ceremonia, que retomará Madrid al mediodía del día 1 en el Palacio Cibeles, donde penderá una gran corbata. Todo un orgullo para los croatas.
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