La despensa del catalán
El Centre de Normalització Lingüística del Fondo halla un filón por traducir en los colmados chinos El barrio más multiétnico de Santa Coloma lleva a la neoloteca del Termcat su trabajo de campo
El Periodico, , 18-06-2013El barrio colomense del Fondo resulta ahora que es la Atapuerca de la arqueología filológica, una disciplina científica que como tal, es cierto, no existe, pero que desde hace meses tiene sus Indiana Jones en ese barrio de Santa Coloma de Gramenet donde un 45% de la población tiene pasaporte extranjero y donde solo un 15% de los vecinos nació en la ciudad. El catalán es solo un piso de esa torre de Babel idiomática, pero en ese magma en apariencia hostil a la lengua propia de Catalunya está sucediendo algo singular y extraordinario.
El Centre de Normalització Lingüística L’Heura, en el corazón del Fondo, trabaja por un lado para enseñar catalán a los inmigrantes. Hasta aquí, nada nuevo bajo el sol. Lo especial es la otra tarea que lleva a cabo ese centro desde que descubrió que muchos de los productos que se venden en colmados del barrio no tienen nombre en catalán. Descubrirlos, bautizarlos y presentarlos en sociedad a través del Termcat primero y quién sabe si algún día validarlos en el Institut d’Estudis Catalans (IEC) es la labor que llevan a cabo en este rico yacimiento filológico de Santa Coloma de Gramenet.
TRES PRODUCTOS /Ahí van, a modo de presentación, tres productos. La flammulina parece un brote de soja pero es en realidad una seta. Es baja en calorías, pero es una bomba de proteínas. El longan es una fruta que puede recordar, una vez pelada, al lichi o al rambután. Tiene el morbo de que en Vietnam la usan como antídoto contra las picaduras de serpiente. Mejor no comprobarlo. El enciam espàrrec es una verdura que muchos clientes de cualquier restaurante chino seguro que han comido pero que pocos han visto en su estado original, pues es una suerte de Frankenstein del huerto que, como su nombre indica, parece una extraña unión quirúrgica de un espárrago y una lechuga. Tan exóticos son, que el propio Ayuntamiento de Santa Coloma edita unas fichas para darlos a conocer.
El Fondo ha resultado ser uno de los destinos preferidos en España de, por ejemplo, la inmigración china. Llegaron las personas, y con ellas sus productos. «El mundo era tan reciente que muchas cosas carecían de nombre, y para nombrarlas había que señalarlas con el dedo», escribió Gabriel García Márquez sobre Macondo. El Fondo tiene algo de eso.
Pero la arqueología língüística que se practica en el barrio nada tiene de furtiva. Es una disciplina perfectamente pautada. El equipo lo dirige Pilar López, una mujer entusiasta. Cuando ella y su equipo capturan un término lo trasladan a la base de datos de la biblioteca de l Termcat, organismo de carácter oficial que utiliza como vademécum lingüístico, por ejemplo, la edición en catalán de EL PERIÓDICO.
La pregunta oportuna ahora es ¿por qué Santa Coloma? Esa labor de rastrear la evolución de la lengua, de agrandar la neoloteca del Termcat la realizan también los otros 150 centros de normalización lingüística de Catalunya, pero el del Fondo tiene una característica especial. Pocos ayuntamientos (que se sepa, solo el de Barcelona y el de Santa Coloma) disponen a pie de calle de empleados que dominen el chino. En el barrio del Fondo, por ejemplo, Ainara Munt, con su mandarín fluido, es uno de los muchos engranajes que ayudan a comprender por qué el Fondo, teniendo las características habituales para ser un polvorín social, es en realidad un barrio bullicioso pero a la vez tranquilo, en el que en la asociación de comerciantes de toda la vida se han integrado fácilmente las comunidades recién llegadas.
‘SOPA HUNTUN’ / Munt y el filólogo Carles de Rosselló acaban de completar precisamente una interesante tarea por encargo del consorcio que dirige López. Han traducido al catalán la carta de uno de los restaurantes chinos más sabrosos de la ciudad, Wen Zou. Parece una labor simple, pero no está de más recordar que este es un país que durante años ha traducido la literatura rusa, china y japonesa a partir de traducciones previas a otras lenguas más cómodas, como el inglés o el francés. Eso mismo ocurre con la cocina. El nombre de algunos platos es una adaptación del inglés, como la sopa wonton . Ha sido necesario, pues, ir a las fuentes originales y prácticamennte comenzar de cero. Según Munt y De Rosseló es más correcto traducirla como huntun .
La carta del Wen Zou, en resumen, es ahora más digerible. Potes de granota a la llosa. Carn esfilagarsada a l’estil de Qingtian. Gambes a la papillota. Llobarro al vapor amb porradell
i soja… El propósito, en cualquier caso, no era solo echarle una mano al dueño del Wen Zou. Era meter una cuña de catalán en un barrio en principio difícil para esta lengua y, ya puestos, utilizar la enciclopédica carta de ese restaurante (hay que verla para poder creerlo) para difundirla después a través del Termcat. Allí quedará en conserva por si otros municipios de Catalunya se deciden a ¡mpulsar una correcta normalización de las cartas de sus respectivos establecimientos chinos de la ciudad. Se lo deberán al Fondo.
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