Crímenes en Bilbao
La Ertzaintza dice que Aguilar no está loco
tras este informe preliminar, queda esperar al que redacten los forenses La Policía Científica recoge ADN en su gimnasio y en la vivienda para cotejarlo con otras posibles víctimas
Diario de noticias de Gipuzkoa, , 07-06-2013Bilbao. El presunto asesino de Ada Otuya y Jenny Revollo no tiene enfermedad mental alguna. Al menos eso es lo que asegura la Ertzaintza en el atestado policial que ha acompañado al falso monje shaolín, Juan Carlos Aguilar, en sus primeros pasos ante la Justicia. Y eso a pesar de que todos los indicios encontrados en su casa y en el gimnasio donde torturó a Ada Otuya indican que nos podríamos encontrar ante un caso claro de psicopatía. Lo avala el hecho de tener un trastorno de personalidad y presentarse frío y coherente en sus testimonios ante los investigadores y el titular del Juzgado de Instrucción nº 3 de Bilbao, que ordenó su ingreso en Basauri el miércoles. Un centro penitenciario donde también están recluidos presos colombianos y nigerianos, las nacionalidades de las dos víctimas.
Con este informe preliminar resta esperar al que redacten próximamente los forenses de la Audiencia de Bizkaia en el desarrollo judicial del caso para determinar si tiene algún problema psiquiátrico.
El informe de la Policía vasca sí hace referencia al tumor cerebral que se le diagnosticó hace dos años y sobre el que, en un principio, se indicó que se estaba tratando en un centro médico de Pamplona.
Según ha podido saber este periódico, el presunto homicida no se ha tratado en ninguna de las dos clínicas privadas que podían ser centros de tratamiento. En concreto, tanto la Clínica Universitaria de Navarra como la Clínica San Miguel han indicado que Aguilar no es paciente suyo y no se cree que se estuviera tratando en la sanidad pública navarra, ya que la atención de un tumor de este tipo también se desarrolla en Osakidetza.
Otra cuestión es que pudiera ser atendido de su enfermedad en algún tipo de clínica o servicio de medicina alternativa, algo que no se descarta teniendo en cuenta su trayectoria.
Fuentes de la investigación indicaron ayer que, de momento, no hay novedades importantes en el caso y que se trabaja en la hipótesis de que el falso maestro shaolín, supuestamente, podría haber matado a más mujeres en el gimnasio que regentaba en la calle Máximo Aguirre.
Búsqueda de rastros Por ello, durante todo el día de ayer, miembros de la Policía científica de la Er-tzaintza siguieron escudriñando todos los rincones tanto del autodenominado templo Océano de la tranquilidad como de la vivienda del presunto asesino. El objetivo es claro: hallar cualquier pista, cualquier resquicio que desvele a ciencia cierta si han existido más mujeres asesinadas. De momento, los investigadores se muestran cautos. En sus listados de personas desaparecidas no existe denuncia alguna de otras mujeres que puedan estar vinculadas a este caso y por el momento no ha descubierto evidencias de que Aguilar haya cometido supuestamente otros crímenes. También se analizan los vídeos que el falso monje guardaba en el gimnasio por si aparecen imágenes de víctimas a las que podría haber filmado y asesinado.
Las pruebas se están buscando a todos los niveles, incluso de ADN. Los especialistas científicos no están pasando nada por alto y, además de en la vivienda y en el gimnasio, llevan cuatro días trabajando en este amplio recinto, buscando también pruebas genéticas en el vehículo propiedad de Juan Carlos Aguilar.
Según se conoció ayer, Jenny llamó a su madre por teléfono a Colombia hace unos días para comunicarle que estaba “muy contenta” porque le habían ofrecido trabajar en un gimnasio de Bilbao como masajista, según informaron a Europa Press fuentes cercanas a la familia de la víctima. También creen que había sido Aguilar el que había contactado con ella para ofrecerle el trabajo como señuelo para, presuntamente, asesinarla.
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