Tras la pista del ‘maestro’ en un gimnasio alemán

La Ertzaintza cree que hay más víctimas, tras la muerte de la mujer agredida el domingo

El Mundo, I. RIOJA L. IGLESIAS VITORIA BILBAO, 06-06-2013

Los dos crímenes de Juan Carlos Aguilar pudieron no ser los únicos, según el director de la Ertzaintza, Gervasio Gabirondo, por lo que permanece abierta una compleja investigación más allá de los límites del País Vasco para conocer el pasado del pretendido shifu (maestro, en chino mandarín) que se hacía llamar Huang. Una de las pistas que sigue la Policía conduce a Alemania, por los fuertes vínculos que mantenía Aguilar con el templo berlinés Ozean der Ruhe (Océano de la Tranquilidad en alemán).

«En 1996 nace la delegación alemana de nuestra organización como consecuencia de la primera visita de nuestro maestro Juan Carlos Aguilar a Berlín invitado por Thomas Beyse», informaba el propio Huang en su web, clausurada desde que se conocieron estos hechos. Y se añadía en esa página: «En los últimos años, el maestro Aguilar ha realizado un tremendo esfuerzo, de dirección y enseñanza, para conseguir la cimentación de un brazo permanente de nuestro monasterio en Berlín».

Este vasco, que ha recorrido medio mundo con su kimono predicando su filosofía zen de guerrero pacífico, ha matado ya a dos mujeres en Bilbao en los últimos días. Ayer mismo, a las 12.35 horas, el hospital de Basurto certificó el fallecimiento de Maureen Ada Otuya, la joven nigeriana a la que el domingo por la tarde secuestró primero y torturó después en su gimnasio-templo shaolín.

Allí la dejó al borde de la muerte. La mujer ingresó en Basurto tras haber sufrido dos paradas cardiorrespiratorias y, aunque permaneció estable las primeras horas, su estado de salud empeoró después irreversiblemente.

Otuya, de 29 años, había llegado a España hace tres. Había residido en Vitoria y en otras ciudades hasta instalarse este último año en Bilbao. Ejercía la prostitución y residía muy cerca del domicilio del que luego sería su asesino.

En esa vivienda, un tercer piso, y el centro deportivo tenía escondidos los restos desmenuzados de un cadáver, el de Janny Sofía Rebollo, de 42 años y natural de Colombia. A ella la mató «a las puertas del fin de semana», es decir, probablemente el viernes, según Gabirondo, que ofreció estos datos en una entrevista con una emisora colombiana.

Se investiga si un pequeño fuego que se declaró en ese local tuvo que algo ver con el descuartizamiento del cuerpo de esta mujer, que deja dos hijos huérfanos de madre y que era peluquera y esteticista a domicilio. Pudo ser identificada porque la Ertzaintza la había fichado por un incidente menor en 2003.

El homicida confeso se negó ayer a declarar ante el juez que instruye el caso. Tras su comparecencia, ingresó en la cárcel de Basauri una vez transcurridas 72 horas en el calabozo de la comisaría de Deusto.

Ya desde el arresto, los responsables de la investigación decidieron peinar todos los lugares relacionados con Aguilar, con su templo y su casa como focos principales de las pesquisas, que incluyeron la aprehensión de ordenadores y discos duros, escritos y otros objetos personales del presunto asesino. La Policía Científica también rastrea centímetro a centímetro su coche.

Pero, ante la gravedad de los hechos, la búsqueda de pistas sobre su personalidad, el móvil de los asesinatos o, incluso, sobre otros posibles crímenes es mucho más amplia que lo habitual. Buzos de la Policía vasca inspeccionaron durante dos días las aguas de la ría, perros policía husmearon los residuos de los contenedores de la zona aledaña al gimnasio y ahora la Ertzaintza persigue revisar otros locales que, al parecer, guardaban relación con Aguilar, entre los que se incluye preferentemente el templo shaolín berlinés.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)