La muerte de Ada Ortuya eleva a dos los asesinatos del falso maestro shaolin
La Ertzaintza trabaja con la hipótesis de que Aguilar haya cometido más crímenes
La Vanguardia, , 06-06-2013Mauren Ada Ortuya, la nigeriana de 29 años que desde el pasado domingo se encontraba en estado de coma por la paliza que le propinó el falso maestro shaolin Juan Carlos Aguilar, falleció ayer. El agresor se encontraba en ese momento en el juzgado de guardia de Bilbao. Pocas horas después era encarcelado en Basauri.
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Protesta, el pasado martes en Bilbao, contra el brutal ataque sufrido por Mauren Ada Ortuya
Ayer por la mañana se confirmó el fallecimiento de la joven prostituta que no llegó a recuperar la consciencia después de la agresión sufrida en el gimnasio que regentaba Aguilar. Esta muerte se suma a la de la colombiana Jenny Sofía Rebollo, de 40 años y madre de dos hijos, cuyos restos descuartizados fueron encontrados en bolsas repartidas por el gimnasio y el domicilio de Aguilar. Aunque se apuntó en un principio que Rebollo era prostituta, el director de la Ertzaintza, Gervasio Gabirondo, lo puso ayer en duda.
Rebollo, natural de la localidad colombiana de Montería, llevaba diez años en España. Según declaró Jóvita Tuirán, hermana de la madre de la asesinada, a la emisora colombiana Caracol Radio, Rebollo tenía un salón de belleza en Montería que dejó en manos de sus hermanas cuando se trasladó a España, donde montó otro establecimiento similar.
Hace seis años tuvo un hijo en España que reside en la actualidad en Montería con su abuela. Posteriormente, la mujer tuvo otro hijo que vivía en Bilbao, según los datos aportados por los familiares. Rebollo llamaba a su familia en Colombia con cierta regularidad. La última vez, hace quince días, habló con su madre.
Caracol Radio entrevistó a Laura Bedoya, que hace cinco años había trabajado con Rebollo en una peluquería. Desde entonces se habían visto en diversas ocasiones. “Me dijo que estaba trabajando a domicilio y que hacía un curso de peluquería”, indicó Bedoya. “Era una chica normal, alegre, trabajadora… Tenía problemas como todo el mundo”, añadió. Sus problemas se habían traducido en varias detenciones por parte de la Ertzaintza y la Policía Nacional que tenían la ficha con sus huellas. Gracias a ello pudo ser identificada al cotejar los archivos con las huellas de las manos halladas en el gimnasio.
La policía vasca baraja la hipótesis de que Ada y Jenny no sean las únicas víctimas. Gervasio Gabirondo lo reconocía ayer: “Nosotros trabajamos desgraciadamente con la hipótesis de que haya otras víctimas”. Según Gabirondo, se veía a Aguilar “con ciertas habilidades para alguien que sea la primera vez que usa una violencia de esas características y de la manera que la ha aplicado”. Aunque de momento no tienen ninguna evidencia, Gabirondo insistió en que “si pueden haber otras pruebas documentales, objetos que puedan provenir de otras víctimas… En muchas ocasiones este tipo de agresor guarda parte de los objetos como fetiches”.
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