Dora, la sexploradora
La Vanguardia, , 03-06-2013La última “hazaña decibélica” (por lo que tiene de generadora de ruido mediático) del actual presidente de RTVE, el ínclito Leopoldo González-Echenique y Castellanos de Ubao, es de esas que hacen que a uno le entren ganas de invadir Polonia. Marcando tendenciosidades ajenas, al bueno de don Leopoldo no se le pudo ocurrir nada mejor el pasado jueves en su polémica comparecencia en el Congreso que poner como “ejemplo de igualdad de sexos” en la televisión pública a la mismísima Dora, la exploradora. Y eso que él tan sólo pasaba por allí para hablar de los patrocinios encubiertos, del tratamiento desinformativo de la ley de Costas, y de los respectivos NO-DOs sobre la vestimenta provocativa de las adolescentes y sobre los beneficios del rezo en estos tiempos de paro endémico.
Teniendo en cuenta que las preescolares aventuras de esta repelente heroína de Clan TVE las ven hasta las nietas de ese entrañable abuelito con derecho a estatua aeroportuaria que es Carlos Fabra, parece claro que las menciones a Dora por parte de Echenique distan mucho de ser un simple error de cálculo. De hecho, ya hay quien sospecha que la tal Dora bien podría ser aquella famosa niña de Rajoy de la que nunca más se supo, cuando no su prima de riesgo por parte de puñetera madre.
En cualquier caso, conviene recordar que los norteamericanos orígenes de tan cansino personaje (“¡Lo hicimos, lo hicimos, lo hicimos!”) tienen poco que ver con el sexismo, y mucho por el contrario con el racismo orientado hacia todo aquello que suene a latino. Y es que Dora Márquez, que así se llama el franquiciable monigote en cuestión, no es sino la recreación de una inmigrante hispana de segunda generación (¿mexicana e indocumentada tal vez?) capaz de ayudar con sus pretendidamente interactivas aventuras televisivas a que los niños de su misma raza aprendan un limitadísimo puñado de frases en inglés. Su influencia mediática ha llegado a tal punto, que la inofensiva Dora se ha convertido a su pesar en el simbólico centro del debate que se libra actualmente en Arizona a propósito de su muy controvertida nueva ley de inmigración.
Aunque, pensándolo bien, y teniendo en cuenta el negro futuro que les espera a nuestros hijos como potenciales emigrantes sobradamente preparados para la “movilidad exterior”, tal vez habría que darle la razón a Echenique por elegir a Dora como televisivo modelo de conducta.
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