Ciudadanos suecos de segunda
El nivel de vida de los inmigrantes crece pero su enorme flujo dificulta la integración
El Mundo, , 27-05-2013Poco después de recibir en Estocolmo el Nobel de Literatura 2010, Mario Vargas Llosa achacó a la crisis económica el auge de la derecha nacionalista sueca: «Suecia no ha sido inmune a los prejuicios contra la inmigración que, atizados por la crisis financiera y la consiguiente reducción del empleo, ha dado a partidos y movimientos extremistas, antiinmigrantes y xenófobos, una presencia política que no tenían».
Una lectura razonable, que podría explicar los disturbios vividos allí esta semana, pero equivocada. En aquel momento, la economía sueca era la envidia de Europa. Su solidez era tal que Ángel Gurría, secretario general de la OCDE, la compararía a principios de 2011 con Pippi Calzaslargas, la hercúlea niña de los relatos de Astrid Lindgren. La crisis fue un pequeño paréntesis en medio de un periodo de enorme prosperidad. El PIB sueco disminuyó un 5% en 2009, pero en 2010 creció un 6,6% y un 3,7%, en 2011. El ritmo se ha ralentizado en los últimos 18 meses, pero para 2014 se prevé que aumente un 2,8%.
Es cierto que la desigualdad entre las clases altas y bajas es bastante mayor hoy que en 1995, cuando Suecia, según la OCDE, era el país más igualitario del mundo, pero cabe matizar que el nivel medio de vida ha subido nada menos que un 40% entre los años 1999 y 2011 (un 55% para el segmento más rico, un 21% para el más pobre y un 27% para los nacidos en el extranjero).
Igual que ocurrió no mucho antes en la vecina Dinamarca, donde el antiinmigración Partido Popular Danés (DF) creció en las urnas en años de riqueza sin precedentes, los Demócratas de Suecia (SD), su equivalente sueco, entraron en el Parlamento por primera vez en 2010 en plena bonanza. Así pues, la crisis no ha sido el desencadenante del estallido de ira de las últimas noches. ¿Cómo se explica entonces semejante violencia en unos de los paraísos del Estado de bienestar? ¿Son los hospitalarios suecos, cuyo territorio es el que proporcionalmente más refugiados acoge en Europa, racistas con piel de humanista?
Es cierto que en lugares como Husby, el suburbio de Estocolmo con 80% de población inmigrante donde comenzaron los disturbios, el desempleo es notablemente superior a la media nacional. El índice de paro actual en Suecia es de un 8,7%, alrededor de un 6% entre los suecos étnicos y de un 16% entre los ciudadanos de origen extranjero. Pero estas cifras son consecuencia directa de las dificultades para integrar al enorme flujo de demandantes de asilo –con sus correspondientes peticiones posteriores de reagrupación familiar– que entra en el país. En 2012, Suecia (9,5 millones de habitantes) recibió 44.000 refugiados, la mayor parte procedente de Siria, Afganistán, Irak y Somalia. Uno de cada de tres obtendrá permiso de residencia y tardará luego, como sus parientes, una media de siete años en encontrar trabajo.
El contraste con el resto de países nórdicos llama la atención. Dinamarca (5,5 millones de habitantes) acogió a 6.000 refugiados; Noruega (cinco millones), a 9.500; Finlandia (5,4 millones), a 3.400. Los dos únicos países europeos que superan a Suecia en volumen total de refugiados son Alemania (81,7 millones) con 64.000, y Francia (65,3 millones), con 60.000. La carga resulta tan desproporcionada que el ministro de Inmigración, el moderado Tobias Billström, se atrevió el pasado febrero a pedir la reducción del número de inmigrantes, todo un tabú en la política sueca. «La situación actual no es sostenible», dijo. «No es razonable permitir reagrupaciones familiares en hogares donde los subsidios estatales son el único ingreso».
Según una encuesta realizada por la Universidad de Uppsala en 2012, el 40% de los suecos considera que una mayoría de los extranjeros que se instalan en Suecia lo hace para aprovecharse del estado de bienestar, mientras que un 66% estima que hay grupos de inmigrantes incapaces de integrarse en la sociedad. El SD recoge sus votos de este escepticismo y de la percepción general de que la delincuencia es sobre todo cosa de inmigrantes.
De acuerdo con un informe elaborado en 2005 por el Consejo Nacional para la Prevención del Crimen, extranjeros e hijos de extranjeros, principalmente procedentes de Oriente Próximo y el Norte de África, cometen el 45% de los delitos. El porcentaje de población extranjera en Suecia, sin embargo, no supera el 15% y desciende al 5% si se limita a las regiones citadas. En cuanto a los violadores, el 85% son también de origen extranjero.
La policía sueca, de hecho, reveló ese fin de semana que la mayoría de los detenidos en los disturbios tiene antecedentes penales. Quienes mueven los hilos de la revuelta serían «jóvenes locales, conocidos delincuentes y un pequeño grupo de activistas de extrema izquierda».
«La situación actual no es sostenible», denuncia el ministro de Inmigración
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