“Yo no me hablo con Mohamed”
Un grupo de universitarios voluntarios fomenta la relación entre niños de orígenes diversos
La Vanguardia, , 16-05-2013Se conocieron ayer en el campus de la Universitat Autònoma, aunque hacía tiempo que se intercambiaban mensajes. Pero no son universitarias, sino que cursan 5.º de primaria, y no se comunicaban por mail, ni por SMS, ni por WhatsApp, sino por cartas escritas a mano durante varios meses.
Ellas son Zaida Jiménez, de 11 años, española, y Asiea Raja, también de 11, pakistaní. Ambas estudian en sendos colegios de Sabadell, en barrios periféricos. Zaida, en la escuela Juan Ramón Jiménez, un centro educativo preferente del barrio de Poblenou, una zona con un elevado porcentaje de alumnos que abandonan sus estudios. La composición del alumnado es un 78,9% autóctono y un 21,1% de etnia gitana. Asiea estudia en la escuela Joan Maragall, del barrio de Puiggener, uno de los que cuenta con mayor diversidad cultural y migratoria de Sabadell. El 77,3% del alumnado es inmigrante, y de estos el 61,8% son magrebíes y otra parte importante de Pakistán. Las dos chicas han participado este curso en los talleres de refuerzo impartidos por voluntarios y becarios de la Universitat Autònoma de Barcelona.
Daniel Navas, de 24 años, estudiante de 2.º de Educación Social, es precisamente uno de los becarios que acude a los centros Joan Maragall y Juan Ramón Jiménez. Esa doble presencia le hizo darse cuenta del peso de los estigmas entre dos colectivos de la misma ciudad, el musulmán y el gitano, ya desde edades infantiles. “Yo no me hablo con un Mohamed”, le dijo un día una chica. “Me di cuenta entonces de las barreras mentales que existen”, explica Daniel. Entonces se le ocurrió que una forma de trabajar la lectoescritura era invitarles a escribir cartas a amigos invisibles del otro colegio. Para evitar prejuicios lo hicieron con seudónimos. Se explicaban como habían pasado las vacaciones, los regalos de reyes, sus experiencias, aficiones, su pasión por el Barça. “La reacción inicial ante estas cartas fue mejor que si hubiesen conocido la identidad del otro de entrada”, añade Daniel.
Asiea se ocultó inicialmente bajo el seudónimo de Inteligente, aunque pronto desveló sus raíces: nacida en Sabadell, sus padres proceden de Islamabad y tiene un buen recuerdo de su última estancia de dos meses en Pakistán, hace ya cuatro años. Le confesó a su “amigo o amiga” que “yo no he podido celebrar la Navidad porque mis padres son de Pakistán, pero me lo he pasado muy bien, he estado en casa de mi amiga Pinky”. Zaida, que firmaba como Morenita, le respondió explicando también sus actividades. Daniel, como si fuese un cartero real, se encargaba de llevar las cartas de un centro a otro.
Tras varias comunicaciones, desvelaron sus identidades. Zaida se sinceró: “La verdad es que no me gusta tu nombre, el mío es superguapo”. Pero se despedía con un “mua, mua”.
Entre 6 y 8 cartas se han enviado estos alumnos, pero nunca se habían visto, ni en foto. Hasta ayer. La Fundació Autònoma Solidària organizó un encuentro de los 251 alumnos de 10 centros de Sabadell, Cerdanyola y Rubí que han participado en el programa de refuerzo con los 95 voluntarios que han ejercido como tutores. Tras ser presentadas, Zaida y Asiea sonreían pero no se hablaban. Poco a poco las actividades programadas alejaron la timidez inicial y al mediodía, con Dani como mediador, se dejaron fotografiar ya sin rubor como dos amigas.
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