La fiscalía demostró ayer que el papel de Beate Zschaepe en el grupo terrorista neonazi NSU fue el de cubrir con un aire de normalidad las actividades delictivas. El grupo, acusado de matar a ocho turcos, un griego y una policía alemana, estaba formado, al menos, por Zschaepe, una mujer de 38 años, y dos hombres: Uwe Boehnhardt y Uwe Mundlos, que se suicidaron en el 2011, según la versión policial. Durante el juicio que se celebra en Munich, el fiscal señaló que el grupo “se consideraba un batallón asesino, que mataba por motivos racistas y anti sistema”. “Zschaepe –añadió– tenía el papel clave de crear un aire de normalidad y legalidad para el grupo. Esto incluía dar explicaciones inocuas a vecinos y amigos sobre las largas ausencias de Boehnhardt y Mundlos mientras buscaban objetivos y planeaban los ataques”. Zschaepe está acusada de complicidad en los diez asesinatos, 15 atracos y dos atentados con bomba del NSU entre el 2000 y el 2007. El grupo pasó inadvertido a pesar de las pruebas abundantes, lo que ha abierto una gran duda sobre el papel de la policía. / Reuters