Más de 150 inmigrantes asaltaron el lunes por la noche la valla de Melilla. De ellos, 60 consiguieron pisar suelo español. Pero siete necesitaron asistencia sanitaria. El más grave presentaba una lesión en sus manos y tuvo que ser operado. Otro, que apareció ayer por la mañana tras permanecer escondido toda la noche, tenía una crisis hipoglucémica.

Es el resultado de un nuevo asalto al perímetro fronterizo, que se produjo justo cuando el grupo de refuerzo de la Guardia Civil enviado el 29 de abril estaba ausente, porque se iba a proceder a su relevo. Para el delegado del Gobierno, Abdelmalik El Barkani, se trata de un «indicio bastante razonable» de que las mafias reciben información para organizar asaltos con más probabilidades de éxito.

Por otro lado, un policía nacional y un guardia civil resultaron heridos ayer en la frontera de la ciudad autónoma cuando el conductor de un vehículo que llevaba a dos subsaharianos ocultos en su doble fondo trató de huir. El individuo llegó a morder en la mano a uno de los agentes.