«Nos hundimos en las tinieblas de Europa»

Le Pen se erige en alternativa contra las políticas de austeridad La ultraderecha capitaliza el 1 de mayo en Francia y Alemania

El Mundo, T. MIRALLES R. SÁNCHEZ PARÍS BERLÍN, 02-05-2013

Especial para EL MUNDO

La extrema derecha capitalizó ayer la celebración del 1 de mayo en el corazón de Europa. El Frente Nacional en París y el NPD (Partido Nacionaldemócrata de Alemania) en Berlín robaron protagonismo a los sindicatos haciéndose eco del descontento de quienes se sienten ignorados por los grandes partidos.

Marine Le Pen congregó a miles de personas en el tradicional desfile de conmemoración de Juana de Arco. Subida en la ola de sondeos favorables, la impopularidad del presidente, François Hollande, el descontento creciente por la crisis, el desempleo récord y los escándalos de corrupción en el seno del Gobierno, la líder del Frente Nacional francés se presentó como la alternativa de esperanza para romper con las políticas de austeridad «impuestas por Bruselas y Berlín». Todo con la vista puesta en las elecciones municipales y europeas de 2014.

Con el eslogan «el pueblo primero» y junto a su padre y fundador del partido, Le Pen se erigió en representante de los franceses olvidados por el poder, «los que madrugan, los que trabajan». En una puesta en escena a la estadounidense y al son de La Marsellesa, la líder ultraderechista agradeció «el récord histórico de adhesiones al FN, un partido que representa la esperanza. Somos la voz del pueblo frente al poder injusto».

Acto seguido arremetió contra la UE, la clase política y la austeridad. Acusó a la derecha y a la izquierda de proponer las mismas recetas y de llevar a Francia a tiempos oscuros. «Francia vive la noche de la moral, la desintegración de la función pública. Se hunde porque los presidentes, sean de derechas o de izquierdas, se pliegan a Bruselas, a Berlín, hunden al país en las tinieblas de Europa, y con él, a los ciudadanos franceses y europeos».

Le Pen acusó a Bruselas de estar adueñándose de las instituciones y a las grandes empresas de enriquecerse a costa de los trabajadores que sufren los recortes, el desempleo y la pérdida de poder adquisitivo. Aprovechó para reivindicar el restablecimiento de las fronteras como protección de la soberanía nacional.

En momentos de cifras históricas de desempleo, con más de cinco millones de parados, afirmó que «la mundialización ultraliberal deshace la patria y la familia, y hay que combatirla. Luchamos contra la globalización y el islamismo integrista».

Sobre inmigración, insistió en que es «inconcebible que en tiempos de crisis los extranjeros tengan más privilegios que los franceses», aludiendo a la sanidad, pero sin dar datos. «Francia es generosa pero la prioridad nacional se impone. Los franceses primero. Cuando hablamos de igualdad, no hablamos del mundo, hablamos de igualdad entre los ciudadanos franceses», señaló Marine Le Pen, que terminó proponiéndose como alternativa a los partidos tradicionales: «Aguantad, que llegamos».

La euforia de la presidenta del FN se refuerza con la publicación de un sondeo esta semana que la sitúa como la segunda candidata más votada, detrás del conservador Nicolas Sarkozy, si se celebraran elecciones presidenciales ahora.

Al mismo tiempo en Berlín, el NPD desfilaba en silencio por numerosas ciudades alemanas, en un intento coordinado de retomar el primero de mayo como una celebración propia. Varias manifestaciones legales convocadas en Berlín, Fráncfort, Dortmund, Erfurt y Wiesbaden encontraron resistencia por parte de grupos de izquierda que bloquearon las marchas neonazis a su paso y dieron lugar a diversos enfrentamientos, en una especie de déjà vu colectivo que devolvió imágenes propias de la Alemania del Tercer Reich.

El 30 de abril de 1933, exactamente dos meses después de la toma de poder de Hitler, su ministro de Propaganda, Joseph Goebbles escribió en su diario: «Si conseguimos eso, habremos logrados una victoria sin parangón». Se refería al plan para convertir el 1 de mayo, que desde 1890 era festejado por la izquierda alemana como el Día del Trabajo, en una festividad nazi. Al día siguiente, una masa de juventudes hitlerianas se concentró disciplinadamente en el Lustgarten, el espacio ajardinado delante de la catedral de Berlín, donde escucharon un acalorado discurso de Hitler antes de dispersarse por la capital alemana para asaltar las casas sindicales en casi todos sus barrios.

Con ese mismo espíritu, el partido alemán de extrema derecha, cuyo proceso de ilegalización tropieza una y otra vez con inexplicables obstáculos, reunió ayer a varios cientos de manifestantes en Berlín, que desfilaban ordenadamente en Schöneweide portando banderas con el escudo de la ciudad y los logotipos del partido. A su paso, varias sentadas de militantes de izquierda intentaban detener la marcha. Activistas contrarios a la marcha se ensamblaron con bloques de cemento a las vías de un tren urbano en medio del recorrido y fueron desplazados, fresadora en mano, por técnicos de la policía, que había desplegado 7.000 efectivos en la capital alemana.

La policía se sirvió de chorros de agua a presión y del denominado gas pimienta para disolver a los grupos más violentos. Al cierre de esta edición, 16 radicales de izquierda y dos miembros del NPD continuaban detenidos en dependencias policiales y varias decenas más habían sido puestos en libertad tras pasar por comisaría, pero se esperaba que durante la noche se reprodujesen las batallas callejeras. Dos helicópteros de la policía, además, estaban listos para sobrevolar la ciudad durante toda la noche filmando los movimientos de los diversos grupos.

Es ya tradición que el 1 de mayo y la noche de Walpurgis se enfrenten, especialmente en Berlín y en Hamburgo, grupos radicales de extrema derecha y extrema izquierda, pero hasta ahora se trataba de choques más parecidos a los de las bandas callejeras que a la acción sincronizada que el NPD ha convocado este año. Curiosamente, los dos bandos enfrentados portaban pancartas de protesta contra el euro y los rescates.

«Hacemos un balance positivo. Todos los participantes en la manifestación legal convocada por el NPD pudieron cumplir con el recorrido hasta el final», dijo el portavoz de la policía, Thomas Neudorf. «Para nosotros ha sido una derrota. Nos habíamos propuesto evitar que los neonazis se manifestaran tranquilamente en Berlín y a pesar de lo creativo de nuestras acciones, la policía ha conseguido que puedan llegar hasta el final», afirmó el portavoz de la contramanifestación, Jan Landers.

>Vea el videoanálisis de Tatiana Miralles.

La líder ultra francesa agradece el récord histórico de adhesiones
«La mundialización ultraliberal deshace la patria y la familia, hay que combatirla»
Partidarios del neonazi NPD desfilan por las calles alemanas
Grupos de izquierda intentan bloquear las marchas en choques violentos

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