Los marroquíes se convierten en la comunidad de inmigrantes más numerosa de Gipuzkoa
Los 5.317 vecinos empadronados superan por primera vez al colectivo de rumanos La implantación del país norteafricano crece en Euskadi un 105% durante los últimos cinco años
Diario de noticias de Gipuzkoa, , 28-04-2013donostia. La población marroquí se ha convertido en la principal nacionalidad extranjera en Gipuzkoa, con 5.317 empadronados, superando por primera vez al colectivo rumano, cuya presencia asciende a 4.588 vecinos, según los datos provisionales ofrecidos esta semana por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Es algo que ocurre por vez primera en el territorio, en paralela coincidencia con lo que viene sucediendo en el conjunto del País Vasco, donde los casi 18.000 marroquíes empadronados representan el 11,7% del total de extranjeros, colocándose también por delante del colectivo rumano.
A pesar de ese cambio de fotografía, los últimos datos desmontan nuevamente esa percepción errónea que atribuye a la población inmigrante una masiva presencia. En realidad, Gipuzkoa sigue siendo un territorio con una relativa presencia de inmigrantes . No guarda, por ejemplo, ninguna relación con el escenario de la Comunidad de Madrid, donde los extranjeros empadronados representan más del 15% de la población, o en Navarra, que se sitúa en un 11%. A 1 de enero de este año, la comunidad inmigrante en Gipuzkoa asciende a 46.549 vecinos, lo que representa un 6,5% de la población, un porcentaje que prácticamente se ha mantenido inalterable durante los últimos tres años. De hecho, en la actualidad, apenas hay variaciones con respecto a los 46.132 registrados en 2012, según los datos facilitados por el Observatorio Vasco de la Inmigración, Ikuspegi.
Uno de los datos más llamativos del citado informe es el de la presencia de marroquíes, convertida en la nacionalidad mayoritaria por primera vez en Gipuzkoa y el conjunto de Euskadi. Su presencia ha crecido un 105%, pasando de ocupar la cuarta plaza en 2007 por detrás de Colombia, Bolivia y Rumanía a colocarse en el primer puesto.
evolución Dicho informe analiza la evolución de la población extranjera en Euskadi desde 1998 hasta el año pasado. El estudio comparativo permite observar cómo la CAV ha venido incrementado su población paulatinamente durante este tiempo en 93.094 nuevos habitantes, un crecimiento que ahora parece haber tocado techo. El avance de datos del INE durante esta semana revela que, tras más de una década, Euskadi comienza a perder población, en buena medida, debido al efecto disuasorio que puede estar provocando la crisis entre el colectivo inmigrante. Gipuzkoa es, en ese contexto, el único territorio vasco que mantiene un incremento poblacional, si bien muy moderado.
Durante los últimos años la dinámica de crecimiento en Euskadi había sido imparable. El aumento de peso de la población extranjera ha pasado de representar un 0,7% en 1998 al 6,9% en el conjunto del País Vasco durante 2012. Un crecimiento migratorio, eso sí, que no se ha producido de manera homogénea.
Se puede hablar de unos inicios (1998 a 2000) en los que las calles de Gipuzkoa y, por extensión de toda Euskadi, comienzan a ser testigos de una realidad cada vez más relevante, con un aumento de la población inmigrante que se intensifica durante esos dos años, pasando de un incremento anual de 1.600 extranjeros en 1998 a cerca de 6.300 en el año 2000.
El número total de inmigrantes asciende a 46.549 vecinos, el 6,5% de la población del territorio
El fenómeno migratorio se consolida poco después. Hasta 2003 se identifica un crecimiento anual de 10.000 nuevos extranjeros empadronados. Es una etapa que da paso a otros cinco años (2004-2008) que representan el periodo de mayor crecimiento migratorio. El ritmo se intensifica y en 2007 los nuevos empadronamientos alcanzan todo un récord en el País Vasco: 18.813 extranjeros. Euskadi parecía exhibirse como la tierra prometida por sus posibilidades de trabajo.
De hecho, Gipuzkoa se convirtió en uno de los lugares de destino más recurrido para los menores extranjeros no acompañados. La cifra de acogidos en el territorio durante ese tiempo fue creciendo hasta que en 2008 tocó techo con 225 nuevos chavales y un total de 371 atendidos. Aquellos flujos migratorios llegaron a crear serios problemas a la Diputación en la legislatura pasada, ya que los centros de acogida no estaban preparados para dar una respuesta que fue mejorando con el tiempo.
Lo que ninguno de estos chavales sabía es que su entrada se estaba produciendo en la antesala de la crisis, algo que deja su huella en la estadística. El periodo comprendido entre 2009 y 2011 viene marcado a fuego por la recesión. Así, durante estos años el ritmo de crecimiento desciende de forma acentuada, a pesar de que la inmigración sigue creciendo, situándose por encima de los 5.000 nuevos empadronados.
A la espera de los datos definitivos que ofrezca el INE, se observa que la crisis ha comenzado a frenar los flujos migratorios, al menos, en los términos que venían registrándose durante la última década. Pero por el momento lo hace de una manera atenuada, e incluso imperceptible en el caso de Gipuzkoa, donde a comienzos de este año había 713.635 personas empadronadas, 1.538 más que en 2012.
Es en este contexto en el que la comunidad marroquí se ha colocado por vez primera a la cabeza de las nacionalidades extranjeras, cuya presencia ha experimentado variaciones durante los últimos años. Así, en el periodo 2003-2004 el crecimiento migratorio de mayor relevancia fue el del colectivo latinoamericano, llegando a representar cerca de la mitad del total de extranjeros en Euskadi.
Fue a partir de 2006 cuando comenzó a destacar la población rumana que, gracias a la adhesión de este país a la Unión Europea en 2007, incrementa su peso hasta alcanzar el 27,3% del total de extranjeros empadronados. El año 2009 viene marcado por una mayor presencia del colectivo del Magreb (de un modo especial marroquíes), y de este modo pasa a convertirse en el principal protagonista del crecimiento, pasando a representar el 11,8% en 2007 al 16,3% en 2012.
En todo caso, es preciso advertir de la “distorsión estadística” que puede ocasionar un estudio comparativo en relación a nacionalidades. Según advierten desde Ikuspegi, aquella población que obtiene la nacionalidad española desaparece de la estadística, y desde este punto, hay que tener en cuenta que mientras el colectivo latinoamericano puede acceder ala nacionalidad española dos años después de obtener la autorización de residencia, ese mismo compás de espera se prolonga hasta los diez años en el caso del colectivo magrebí.
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