LA CRISIS DEL MERCADO DE TRABAJO
Inquietud por la fuga de jóvenes vascos ante la falta de oportunidades laborales
Las empresas se resentirán cuando llegue la recuperación si quienes se van deciden no volver. Las instituciones advierten que habrá que volver a crear unas condiciones y entorno atractivos frente a la actual devaluación salarial
Diario Vasco, , 15-04-2013La fuga de jóvenes vascos cualificados ante la falta de oportunidades laborales en casa preocupa, y mucho. ¿La razón? De no recuperar a los expatriados, el mercado laboral y el tejido empresarial de Euskadi podrían verse seriamente afectados en pocos años al no contar con personal cualificado suficiente para incorporar al tejido empresarial. Un problema que quita el sueño al Gobierno Vasco, que siente una «profunda preocupación», como señala el viceconsejero de Formación Profesional, Jorge Arévalo. «Nos estamos jugando el futuro», asegura, ya que «en no mucho tiempo, cuando empecemos a salir de la crisis, nos va a faltar gente cualificada para nuestras empresas». De similar opinión es el director de la fundación vasca para la investigación científica (Ikerbasque), Fernando Cossío, quien asegura que «en el ámbito de la investigación hay una cierta preocupación respecto a la situación actual», aunque por ahora prefiere seguir siendo optimista.
El momento actual está marcado por el aumento del desempleo juvenil, la falta de ofertas de trabajo y, para quienes mantienen su puesto, rebajas de salarios. El director de formación de la patronal guipuzcoana Adegi, Mikel Sarriegi, admite que las empresas, tocadas por la crisis, «apenas demandan perfiles cualificados porque la situación económica provoca que cueste realizar contrataciones». Por ello, entiende que los jóvenes que quieran trabajar busquen oportunidades en el extranjero, aunque rechaza hablar de «una fuga de cerebros como tal». La cuestión, remarca, es «cómo retener el talento si no hay capacidad para contratar».
En el mundo de la investigación, explica Cossío, trasladarse a otro país para trabajar no se ve como un problema: «En el ámbito científico hoy en día se considera imprescindible estar al menos dos años fuera, en un equipo de primera fila mundial, aprendiendo, viendo cómo se hacen las cosas y estableciendo redes de contactos». La preocupación estriba en si esas salidas son temporales para captar conocimientos y experiencia que aportar en un futuro laboral en Euskadi el escenario deseable o si dentro de unos años esos que ahora salen «no puedan volver porque tengamos un entorno científico y tecnológico incapaz de acogerlos». Un panorama de «extrema gravedad» que «debe ser evitado a toda costa», advierte.
Pese a la advertencia de Cossío, la primera piedra en el camino ya está puesta. Tras dos décadas de continuo crecimiento y desarrollo, los centros de investigación vascos empiezan a sufrir en sus carnes las consecuencias de la crisis (menos inversión de las empresas en I+D+i y recortes presupuestarios de las administraciones). La primera llamada de atención ha venido del centro tecnológico privado más potente de Euskadi y España, Tecnalia, que hace apenas una semana anunció que despedirá a 25 trabajadores y reducirá un 5% el sueldo de la plantilla por el recorte del 30% contemplado en los Presupuestos del Gobierno Vasco para I+D+i, que provocará que la entidad ingrese siete millones menos este año. Una noticia «preocupante» para el director de Ikerbasque, ya que «se trata de una alianza tecnológica muy potente y muy bien ubicada a nivel europeo». Cossío recuerda que Euskadi tiene cierta reputación en materia de investigación y que «tenemos que mantenerla».
Otro elemento a tener en cuenta, y que destaca Arévalo, es que «el nivel de sustitución (jubilaciones) en las empresas es altísimo», y si nos encontramos con que los jóvenes vascos cualificado están diseminados por el extranjero, disfutan de mejores condiciones laborales y buenas perspectivas y no tienen motivos suficientes para volver, «las empresas se pueden encontrar con un problema para cubrir esos puestos».
En ese sentido, Sarriegi opina que salir fuera supone una «oportunidad» para los jóvenes porque «estarán mejor preparados, hablarán idiomas y tendrán una visión internacional», lo que beneficiará a las firmas del territorio que quieran contar con ellos en el futuro. Pese a la actual devaluación salarial que se vive en España y Euskadi, el representante de Adegi apunta que el empleo que se genere cuando se reactive la economía «será de una muy alta cualificación». Por ello, la clave estará en repatriar ese talento, para lo que habrá que crear «un mercado lo más atractivo posible», admite.
Para el viceconsejero de FP del Gobierno Vasco, la respuesta sobre cómo motivar la vuelta de los expatriados gira en torno a tres ejes. Por un lado, subraya que «las empresas deben ser competitivas» para ofrecer cierta estabilidad y expectativas de desarrollo profesional a los trabajadores. Por otro, recuerda que quienes se han ido y tengan un empleo atractivo, ponderarán mucho si la remuneración y condiciones que se les ofrezca en casa son las adecuadas. «Sin duda tendrán que serlo», advierte. Y por último, quien quiera retornar deberá estar convencido de que «en Euskadi va a tener un recorrido profesional y personal».
El 30% arroja la toalla
Una expectativa que hoy dista mucho de hacerse realidad para la mayoría de jóvenes. De hecho, el 30% de los vascos menores de 25 años confiesa haber arrojado la toalla y haber desistido de buscar trabajo en Euskadi, según ha revelado esta semana la asociación española de empresas de trabajo temporal y agencias de colocación (Asempleo). El informe recoge que en los cinco años de crisis Euskadi ha destruido 37.100 empleos ocupados por estos jóvenes. La ocupación en el tramo de edad entre 16 y 24 años se ha reducido un 55%, pasando de 66.500 trabajadores en el tercer trimestre de 2007 a los 29.400 a finales de 2012.
Con el objetivo de no perder más talento, Arévalo explica que entre las medidas adoptadas por el Gobierno Vasco están los contratos de alternancia. A través de ellos, los jóvenes se formarán y trabajarán al mismo tiempo en una empresa, y por ello percibirán una remuneración de unos 700 euros de media, «mayor a la de los ‘minijobs’ alemanes», recalca. El motivo de que no sean unas prácticas al uso, en las que en muchas ocasiones no se ve un euro, es facilitar que el puesto de trabajo pueda «aguantar hasta que las empresas mejoren su situación». Por otro lado, Arévalo defiende que hay que apostar por el emprendizaje y que son necesarias «empresas en sectores nuevos, emergentes o poco desarrollados», ámbitos en los que el Ejecutivo ya se está sondeando la viabilidad de proyectos en biotecnología o nanotecnología, por ejemplo.
Desde la perspectiva académica, el director de la escuela de ingenieros de la Universidad de Navarra (Tecnun) en Donostia, Iñigo Puente, no cree que estemos ante «una fuga» de jóvenes cualificados, y asegura que «aquí sigue habiendo trabajo». No niega que existan casos en los que la expatriación sea forzada por no encontrar empleo, pero asegura que la falta de oportunidades no es la primera motivación para los que deciden salir al extranjero. Al menos entre sus alumnos, que se van porque les llama pasar unos años en otro país. Con una cuota de casi 200 ingenieros licenciados por año, en los últimos dos, los que se han ido a otro país «lo han hecho con empresas guipuzcoanas o vascas que necesitaban personal fuera». De esta forma, en 2008, las ofertas de empleo en el extranjero de la bolsa de trabajo de la universidad suponían el 3% del total, mientras que en 2012 coparon el 18%.
Otros se aprovechan
El aprovechamiento por otros países de los jóvenes formados en Euskadi también preocupa. Arévalo recuerda que la sociedad paga «un alto coste por la formación» de sus jóvenes, que espera «revierta en ella» en un futuro. Por eso, incide en que «si dejamos escapar a esos profesionales, a Alemania por ejemplo, y no vuelven, es una inversión perdida».
Pero la potencia europea no es el único país donde hay oportunidades. Canadá, Brasil, Colombia y Chile también buscan a este tipo de perfiles en Euskadi y España porque «los ingenieros españoles están muy bien considerados», apunta Iñigo Puente. Esos países están interesados en captar trabajadores para el sector de la construcción, industria minera y petroquímica. Por otro lado, Holanda y Gran Bretaña hacen lo propio con los profesionales del ámbito de la mecánica y la electrónica. Y es que cada país tiene sus propias necesidades coyunturales de mano de obra y todos saben que España es en estos momentos un lugar en el que encontrar trabajadores altamente capacitados dispuestos a hacer las maletas.
La agencia de colocación Ranstad publicó en febrero un informe sobre la demanda en 30 países distintos.
En cuanto a las competencias profesionales, el representante del Gobierno Vasco recalca que no todo se acaba en la universidad. Estima que el 70% de los puestos de trabajo del sector industrial en el mundo requiere de «titulación a nivel de Formación Profesional», una tasa a la que Euskadi no llega. Por ello defiende que el reto de la FP es «adecuar la capacitación de los estudiantes a las necesidades reales de las empresas» y evitar la «sobrecualificación» que se ha estado dando hasta ahora. Arévalo opina que «se conseguirían perfiles muy buenos» si «primero se pasa por la FP y luego se accede a la universidad». En su opinión «se trataría de una formación muy completa que, además, permitiría mayor recorrido profesional del trabajador dentro de la empresa».
Pese a que la situación es dura y que el «agobio» está latente entre los jóvenes vascos, el viceconsejero asegura que «sabemos que acabarán teniendo futuro en las empresas vascas, ya sea en Euskadi o fuera de ella». Arévalo confía en que en 2015 se empiecen a ver las primeras mejoras en el mercado de trabajo.
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