DORLAN PABÓN Delantero del Betis Aprendió a jugar en la cancha que levantó un narcotraficante. Socarrón, juerguista y goleador. El colombiano, el mejor fichaje de invierno de la Liga, será una pieza clave en el derbi de hoy

«El fútbol me alejó de la violencia»

El Mundo, , 12-04-2013

ANTONIO FÉLIX / Sevilla
Ha mejorado en los últimos años el
Campo Valdés, uno de los 249 barrios
de la vigesimocuarta ciudad
más violenta del planeta (49 asesinatos
por cada 100.000 habitantes,
según la reciente estadística del
Consejo para la Seguridad y la Justicia):
Medellín. Pero su lugar más
bullanguero sigue siendo elmismo
de siempre, la cancha de Prado
Brasilia, el campo que ordenó construir
Pablo Escobar, patrón del mal,
el narcomás legendario y sangriento
de la historia de Colombia.
«Crecí allí. En realidad, viví allí.
Llegaba por la mañana y no me
iba hasta que caía la noche», cuenta
Dorlán Pabón (Medellín, 1988),
la sensación del Betis en el segundo
tramo del campeonato, el bombardero
que se ha convertido en el
mejor fichaje invernal de los llegados
a la Liga.
«El fútbol me salvó, me alejó de
la violencia y me dio otra vida».
Prado Brasilia, el campo del narco,
fue el hogar de un chico sin hogar,
víctima de una familia desestructurada,
muerto el padre antes de nacer
Pabón, alcoholizada la madre,
casi sin recursos para alimentar a
cinco hijos. «Pasaba el día jugando
a la pelota. Aquello me ayudó. No
era un ambiente fácil el del barrio.
Se veía de todo. Pero yo tuve suerte:
nuncame pegaron», relata.
El ángel en la vida de Dorlán se
llama Amanda. Es su tía, la mujer
que le amparó, le educó, imposible
con los libros, insistente con los valores.
«Nunca podré pagarle todo lo
que hizo por mí», repite en mil y
una entrevistas. Amanda enciende
la tele de madrugada para disfrutar
de las andanzas de Memín, el apodo
que le colocaron en referencia a
un personaje de cómic mexicano,
enjuto, travieso y zumbón.
Dorlán se convirtió en un ídolo
del Atanasio Girardot, el campo del
Nacional, donde los verdolagas
(una premonición) tanto le corearon
al grito de «torero» (otra). Marcó
47 goles en 90 partidos. Un promedio
excelente que mejoraría en
la Libertadores de 2012: siete tantos
en ocho partidos, sólo superado
por Neymar y el Chavo Alustiza.
Nacional fue la rampa de lanzamiento
a Europa. Para entonces ya
era internacional, completando la
portentosa terna de delanteros cafetera
con Radamel Falcao, Jackson
Martínez y James Rodríguez. Pabón
entró en Parma con la aureola
de sucesor de Faustino Asprilla. Y
fracasó. En seismeses apenas jugó
13 partidos y sólo metió un gol. En
el Betis lleva cuatro en nueve encuentros.
El Parma lo puso en el
mercado. Lo pidieron el Tottenham
y el Independiente, pero el colombiano
lo tenía claro. «Quería cumplir
un sueño: jugar en España (…)
y medirme con Kaká y Cristiano,
¡menudos animales!».
«También lo quería el Espanyol y
hubo que moverse rápido una vez
nos decidimos. No le voy a esconder
que era una apuesta con riesgo
», dice el director deportivo verdiblanco,
Vlada Stosic. Dos factores
elevaban la incertidumbre. Uno,
que Pabón era un refuerzo con fecha
de caducidad, pues el Monterrey
lo tiene comprado (por seismillones)
para disfrutarlo a partir de
junio. Dos, su fama de juerguero. El
pasado septiembre le fotografiaron
junto a varios compañeros saliendo
en un local de alterne durante una
concentración con la selección. Hace
un año, apareció borracho en un
entrenamiento.
«Aquí, problemas ha dado cero.
Alegrías, muchas», se felicita el entrenadorMel,
encantado con el refuerzo
que les está otorgando el
plus para pelear por Europa, cuestión
en liza en el derbi. «Vine para
jugar partidos así, para llegar a la
Champions», dice Pabón, reproduciendo
los sueños del niño que correteaba
por los campos del narco.

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