Llegaron demasiado “frescos”. Para llevar “dos o tres semanas”, según afirmaron, dando tumbos en la mar, los doce inmigrantes localizados ayer frente a la playa de La Veta, en Tijarafe, se encontraban en buenas condiciones físicas. Apenas mareados, y algunos, ni eso. Tan solo dos, los mayores del grupo, necesitaron atención médica por deshidratación. Al resto se les pudo ver cruzar alguna broma en el puerto de Tazacorte, al que fueron trasladados.

Dentro de la tragedia humana que supone que un grupo de personas, todos varones y mayores de edad, tengan que meterse en una barcaza en busca de un futuro mejor, ya sea desde la costa africana o bastante más cerca, lo que ya de por sí solo es un drama, lo cierto es que la sensación es que los afectados, al menos la mayoría, estaban relajados. Observándonos desde algunos metros de distancia, no desprendían el semblante del sufrimiento que se presume para individuos que llevan tiempo en medio de las olas. No estaban “rotos”. Al contrario, caminaban “enteros” desde que se bajaron del cayuco, pese a que hace apenas una semana (y dicen que llevaban dos o tres de navegación) el mar por las islas hizo que algunos puertos tuvieran que dejar de operar. ¿Por dónde iba el cayuco hace siete días?

La alcaldesa de Tazacorte, Carmen Castro, y el teniente jefe interino de la Guardia Civil en La Palma, Pedro Peinado, explicaron lo sucedido o, al menos, lo que podían contar: un pescador avisó del avistamiento de la patera, que se acercó hasta la playa de La Vera, donde no es sencillo el atraque. En principio, ningún inmigrante logró desembarcar. Una embarcación de Salvamento Marítimo interceptó a la barcaza y la “acompañó” hasta el puerto bagañete.

Una vez en tierra, se comprobó que los afectados eran de Senegal (5), Malí (4) y Gambia (1), Mauritania (1) y Guinea (1). Todos tenían documentos que los identificaba, saldo dos. Las dudas surgen desde el principio. Se pregunta por la posibilidad de que una embarcación haya podido actuar de barco nodriza, pero Peinado aclara que no hay ningún indicio para poder afirmarlo. Se desconoce si algún inmigrante optó por saltar de la embarcación cuando se encontraba cerca de la costa. El jefe de los guardias civiles aclaró que se estaba dando una batida por la costa tijarafera, con la ayuda de un helicóptero, sin que se localizara a ninguna persona.

Tampoco es habitual que en una patera de una docena de metros de eslora, tan “solo” vayan doce inmigrantes . Lo normal es que este tipo de cayucos vaya “petado” para hacer rentables los “viajes”. Ese es el negocio. Sea como sea, los ocupantes fueron trasladados por la Policía Nacional a la comisaría en Santa Cruz de La Palma, donde se tramita la documentación necesaria para repatriarlos a sus países de origen.