David Cameron ha llevado su cruzada contra los extranjeros un paso más adelante tras anunciar que restringirá el acceso de inmigrantes al Estado de Bienestar británico. Según el primer ministro, el Reino Unido no puede continuar siendo un «destino turístico» sanitario por lo que anunció, entre otras medidas, que hará campaña para que la seguridad social deje de ser gratis para los extranjeros.

Por tercera jornada consecutiva Cameron vuelve a poner a los inmigrantes en la primera página de su agenda. El premier asegura que el sistema ha sido víctima de abusos y cree que es momento de pasar de una política de permisividad a otra de restricción. «No somos lo suficientemente estrictos con aquellos que vienen del otro lado del mundo decididos a aprovecharse de nuestro sistema sanitario: no han pagado impuestos así que deben pagar por usar el NHS [seguridad social]», dijo.

El primer ministro ha puesto ya el dedo sobre cuatro servicios clave: sanidad, asistencia jurídica, vivienda social y ayudas por desempleo. Por lo pronto, y desde el mes de abril, la asistencia jurídica a extranjeros para casos de inmigración será retirada. Esta medida ha sido motivada por el polémico juicio de Abu Qatada. Tras una larga batalla legal contra el Gobierno, que intenta deportarle, Qatada sigue en el Reino Unido y se estima que, desde 2002, ha recibido más de 50 millones de euros en asistencia jurídica.

Uno de los grandes dolores de cabeza de Cameron reside en que, a partir de 2014, casi 30 millones de búlgaros y rumanos tendrán libertad de movimiento y trabajo en la UE. La inmigración neta en el Reino Unido ha caído un 25% desde 2011, cifra que llena de orgullo a los tories, que se han comprometido ha reducir todavía más el número de extranjeros.

Cameron no ha explicado el cómo ni el cuándo de su política de blindaje. No obstante, si su intención es incluir a rumanos y búlgaros, las medidas afectarán inmediatamente al resto de ciudadanos de la UE.