El porqué de las africanas

Marcharse de su país es también un modo de romper con una cultura poco igualitaria

La Vanguardia, MARÍA-PAZ LÓPEZ Barcelona, 15-02-2013
Las tribulaciones de las mujeres altamente cualificadas de países occidentales que emigran por trabajo difieren en un punto claro de las que arrostran sus homólogas nacidas en países de África. Si bien ambas bregan con la conciliación laboral y familiar, y la edad, el estado civil y la clase social influyen igualmente en sus trayectorias profesionales, las africanas presentan además otra circunstancia. “La migración internacional es un modo de romper con la cultura tradicional de su país de origen, menos respetuosa con la igualdad de género que en sociedades occidentales”, aclara Rose Amazan, doctora en Educación Internacional y Desarrollo por la Universidad de Sydney (Australia), una de las ponentes del congreso Mujeres en Movimiento.

Amazan –que presentó la semana pasada una ponencia sobre cómo la emigración de las mujeres etíopes con estudios contribuye al desarrollo educativo de Etiopía– sostiene que “cuando estas mujeres , que ven que en su país un hombre no cualificado vale más que una mujer con estudios, trabajan un tiempo en el extranjero, abren los ojos; y si regresan, se sienten estigmatizadas, porque la gente les dice: ‘te has occidentalizado’, o ‘crees que eres mejor que nosotros’, y se convierten en outsiders”. Con todo, las etíopes con estudios superiores que se desplazan a otros países suelen hacerlo por razones familiares; son aún una minoría las que se marchan en busca de oportunidades profesionales o para ampliar estudios.

Lo relevante es que, sea cual sea el motivo de la partida, ellas se marchan más que ellos. Según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), hay una brecha de género entre los emigrantes cualificados nacidos en países africanos. Así, la ratio media de migración para mujeres con educación terciaria es de 27,7%, casi 11 puntos porcentuales por encima de la de los hombres con educación terciaria que emigran. “Las que vienen a Europa, la mayoría por reagrupación familiar, adquieren valores del nuevo país, y se convierten en promotoras de la educación de las niñas –añade Camilla Spadavecchia, especialista en migraciones y procesos interculturales de la Universidad de Génova, también ponente en el congreso–. Esa diáspora femenina africana está organizándose en asociaciones para realizar proyectos de desarrollo en sus países de origen”.

En los últimos años, una profesión cualificada en la que ha crecido la emigración femenina subsahariana es la de enfermera. Según el Banco Mundial, un 11% de las enfermeras formadas en esa región trabaja en un país distinto del suyo. En Ghana, por ejemplo, muchas estudian Enfermería ya con la idea de emigrar al Reino Unido, Canadá o EE.UU. “porque saben que allí les pagarán mejor –señala Spadavecchia–, mientras que las médicas, y también los médicos, se marchan sobre todo para ampliar su educación, en programas de posdoctorado; y, en el fondo, todos confían en volver, más pronto o más tarde”.

Según las organizadoras del congreso de la UOC, que citan distintos estudios internacionales, a nivel regional los incrementos más importantes de emigración de mujeres cualificadas se dan en Asia Central (412%), África occidental (180%), sudeste de África, sudeste asiático y América central (+140%). Las mujeres muy cualificadas exceden a los hombres en un 81% de los casos de emigración.

Los países que presentan ratios de emigración femenina cualificada más altas son África subsahariana (Nigeria, Camerún, Santo Tomé y Príncipe, RD de Congo, …), Bangladesh y Tailandia. Por el contrario, los hombres se muestran más móviles en Oriente Medio y en algunos países asiáticos, como Bután, Camboya, Birmania o Vietnam. La brecha de género en los movimientos migratorios es especialmente importante en los países donde las mujeres tienen poco acceso a la educación; allí las mujeres altamente cualificadas emigran más. Sienten que fuera les irá mejor.

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