50 sombras del fútbol
Nadie tiene tanta autoridad moral como el Barça para hacer campaña contra los gritos simiescos en su estadio
La Vanguardia, , 06-02-2013El fútbol es terreno abonado para los lugares comunes. Tanto, que sus protagonistas persisten en usarlos incluso cuando ya se han quedado obsoletos. Hay dos ejemplos claros: “Lo que ocurre en el campo se queda en el campo” (eso sería así cuando los partidos no los retransmitían decenas de cámaras que escrutan en HD el menor gesto antideportivo, ni había una legión de tertulianos dispuestos a hacer sangre con ello); y aquel otro que dice que “los trapos sucios se lavan en la caseta” (de cuando los vestuarios de primera eran barracas y no spas con jacuzzi llenos de postadolescentes adictos a Twitter). A estos dos topicazos se podría añadir otro: “Lo de los gritos racistas pasa en todos los campos”… si no fuera porque las autoridades británicas han conseguido reducir esta lacra casi a la mínima expresión.
Perseguir y avergonzar a los racistas hasta que se callen no es una labor imposible, como no lo era reducir el número de muertos en accidente de tráfico (de 4.029 en el 2003 a 1.304 en el 2012), que algunos consideraban una fatalidad. Sólo hacía falta que alguien desde el Gobierno se tomara el problema en serio. Para combatir el racismo en el fútbol hay que actuar con firmeza sin esperar a que sea la víctima (el jugador visitante insultado) la que tenga que irse del campo para que algo pase. El primer paso deberían darlo los futbolistas locales y los vecinos de localidad de aquellos espectadores a los que les sale el simio de dentro. El problema es que esto es harto improbable. Como a la clase política se la ve estos días un poco dispersa, habría que apelar a una institución deportiva con autoridad moral para que tome la iniciativa.
No nos referimos a la Federación ni a la LFP ni al Real Madrid, antaño equipo de referencia y hoy empeñado en hacer retroceder la cultura del fútbol a su pasado más decrépito. Nos referimos al club que de un tiempo a esta parte representa las mejores virtudes del deporte. Al equipo que durante años ha lucido en su camiseta el logo de una organización sin ánimo de lucro, al que apuesta por los jóvenes formados en unos valores que son admirados en todo el planeta fútbol, al club que durante décadas ha servido de plataforma para la integración de los inmigrantes . Al equipo que el día 26 recibe a su máximo rival en una vuelta de la Copa que viene precedida por los vandálicos gritos proferidos por una minoría de seguidores del Real Madrid contra Dani Alves.
El Barcelona –en cuyo estadio un jugador como el brasileño Marcelo ha recibido un trato igual de denigrante en sus últimas visitas– podría dar un paso al frente y lanzar una campaña previa de concienciación contra este tipo de comportamientos intolerantes. Para que los 50 –por poner una cifra de moda, aunque son muchos más– impresentables de turno se sientan cada vez más aislados. No es necesario esperar a que los demás equipos lo hagan. El día 26 hay que llenar el Camp Nou de carteles: “No dejes que aflore el simio que llevas dentro”.
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