“Ahora es el momento”

Obama halla apoyos en la derecha para legalizar a millones de simpapeles

La Vanguardia, , 30-01-2013

Estados Unidos vuelve a intentarlo. La reforma del sistema de inmigración, en la que fracasaron el republicano George W. Bush y, en su primer mandato, el demócrata Barack Obama, es de nuevo una prioridad para este país donde viven unos once millones de sin simpapeles, la mayoría de origen latinoamericano.
Obama, reforzado por la reelección en noviembre, impulsó ayer un plan que abriría la vía para la legalización y el acceso a la ciudadanía de los indocumentados, y que presenta amplias coincidencias con el de algunos republicanos en el Congreso. Entre ellos, el senador pro Florida, Marco Rubio, presidenciable en el 2016, y una de las figuras más respetadas en el ala derecha del partido.
El presidente se desplazó a la escuela secundaria Del Sol, en Las Vegas (Nevada), para lanzar la propuesta, que llega un día después de que ocho senadores –cuatro demócratas y cuatro republicanos– presentasen un borrador de reforma.
“La buena noticia es que, por primera vez en muchos años, republicanos y demócratas parecen decididos a abordar el problema juntos”, dijo Obama. “Ahora mismo, parece que existe un deseo genuino de hacer (la reforma) pronto. Y es muy alentador”.
“¡Sí, se puede!”, le aclamaron, en castellano, los asistentes. El eslogan, acuñado por los trabajadores agrícolas en los años setenta, inspiró el Yes, we can de la campaña de Obama en el 2008.
“Ahora es el momento”, dijo varias veces el presidente. Sus ideas concuerdan, en líneas generales, con las de los ocho senadores.
Nevada y Del Sol High School son un espejo del futuro de EE. UU. El 27% de habitantes de Nevada –y en torno al 20% de votantes– son latinos. Sin los latinos Obama no habría ganado en este estado en el 2008 y en el 2012. Estos votantes fueron decisivos en la victoria en las legislativas del 2010 del senador por Nevada Harry Reid, líder de la mayoría demócrata en el Senado.
En la Del Sol High School el 58% de estudiantes son hispanos. La media en las escuelas del estado es del 38%. Así será este país en unos años. Según las proyecciones, a mediados de siglo uno de cada tres habitantes de EE. UU. será hispano.
Será difícil ganar elecciones en el futuro si, como ha hecho el Partido Republicano en los últimos años, se aleja de los hispanos con una retórica hostil a los inmigrantes. El 6 de noviembre, Obama obtuvo un 71% del voto hispano. Su rival republicano, Mitt Romney, que durante la campaña hablaba de soluciones drásticas como la autodeportación, obtuvo un 27%.
El país cambia y la clase política –en particular un Partido Republicano inmerso en un debate sobre su ideología y sus estrategias futuras– reacciona.

El borrador de los ocho senadores pretende simplificar el proceso para obtener la residencia legal, que ahora es enrevesado y deja en un limbo legal a millones de personas que llevan años –algunos, décadas– aquí. Plantea una ruta a la ciudadanía en tres etapas, larga y jalonada de obstáculos. Primero, legalización provisional, previo pago de una multa y de los impuestos atrasados. Segundo, adoptar medidas para garantizar la seguridad de la frontera con México y evitar la entrada de nuevos indocumentados. Y, por último, tras otras comprobaciones, que incluirían exámenes de inglés y educación cívica, el acceso a la green card, el carnet que autoriza a la residencia permanente y, cinco años después, permite el acceso a la ciudadanía.
Los republicanos insisten en que la prioridad es reforzar las fronteras. La propuesta Obama desliga la seguridad de las fronteras de la regularización y contiene menos obstáculos. Tanto el presidente como los senadores contemplan atraer a emprendedores extranjeros y retener a los mejores estudiantes de ciencia, ingeniería y tecnología con visados. Las negociaciones se encuentran en fase de tanteo. Cuando haya una o varias propuestas de ley deberán votarlas el Senado, de mayoría demócrata, y la Cámara de Representantes, de mayoría republicana. Si no hay un acuerdo pronto en el Congreso, Obama amenaza con presentar su propia propuesta y someterla a voto.
Las resistencias en la derecha son notables. Nadie quiere regalarle al presidente una victoria que definiría su legado. Algunos temen que los nuevos ciudadanos se conviertan automáticamente en votantes demócratas.
Pero las condiciones para que se alcance un acuerdo son ahora mejores que en los últimos años. La recuperación económica diluye los miedos, en algunos sectores, a una pérdida de puestos de trabajo a manos de los indocumentados. Con la crisis, además, la inmigración a EE.UU. se ha frenado. Los datos más recientes apuntan que hay tantas o más personas que emigran de EE.UU. a México que a la inversa. El momento es propicio para sacar de la sombra a millones de inmigrantes que trabajan en la agricultura, la restauración o la construcción y sin los cuales la primera economía del mundo se pararía.
Lo que esta vez hace posible la reforma son los aires de cambio en el Partido Republicano tras la derrota de Romney. Para muchos republicanos, lugares como la Del Sol High School representan a un país extraño, pero es el país en el que, en las próximas décadas, tendrán que ganar elecciones. La figura clave en la negociación será el senador Rubio. De origen cubano, ha vivido la experiencia de la inmigración. La ventaja es que es uno de los ídolos de la derecha más radical y, en principio, más hostil a la legalización de los simpapeles. Si alguien puede arrastrarlos al campo de la reforma es Rubio.
Las perspectivas son mejores que en ocasiones anteriores. Los últimos presidentes que se jugaron su crédito por una reforma migratoria fueron republicanos: Ronald Reagan y Bush hijo.
En el 2006 y el 2007, el plan de Bush –parecido al que ahora se debate– fracasó por la oposición de los propios legisladores republicanos. Veinte años antes, Reagan logró aprobar una amnistía –la última hasta la fecha– de cerca de tres millones de simpapeles. “Creo –dijo Reagan, el héroe de la derecha norteamericana– en la idea de una amnistía para quienes hayan echado raíces y vivido aquí, aunque en el pasado hayan entrado ilegalmente”.

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