Trifona y Jaime / Madre e hijo, manejaban una red de trata de blancas PISTAS / Un billete de ida y vuelta / 800 euros para gastos... falsos / Los callejones del polígono / Entre 10 y 20 euros por servicio / Una gabardina y un tanga / Unos «amigos colombianos»

De Paraguay a Marconi, esclava sexual

El Mundo, SE HA ESCRITO UN CRIMEN | HERRAIZ & ALSEDO, 16-12-2012

Si esta historia fuera una película,
el primer plano mostraría, por
ejemplo, un pueblecito del Paraguay
rural hacia julio de 2010.
Después saldría una mujer mayor,
llamada Trifona, hablando con una
chica joven, de nombre Laura.
La anciana le comunica a la joven
lo que presenta como una irrechazable
oferta laboral: meter su vida en
una maleta y viajar a España para
prostituirse en Madrid, en casa del
propio hijo de Trifona, el suficiente
tiempo como para pagar el billete de
avión: 1.300 euros. Después, la libertad:
país nuevo, vida nueva.
Laura duda, pero finalmente cede:
trabajará de puta, de acuerdo,
pero sólo para pagar su deuda.
Después habrá que hacer una larga
elipsis: el espectador, al igual que
el lector, estará convencido desde el
primer minuto de la conversación de
que lo que a Laura le espera no es,
precisamente, el paraíso.
Y, efectivamente, así es. Aún en
Paraguay, llevan a Laura a una
agencia de viajes en la que una
persona le enseña cómo parecer
una turista en el control de pasaportes.
El viaje tiene un billete de
vuelta que ella nunca cogerá. Llevará
encima 835 euros, supuestamente
para sus gastos en sus 15
días de vacaciones en España, que
entregará después al hijo de Trifona
nada más llegar. En un papel, la
reserva de hotel por siete noches
en Madrid, para su estancia.
Todo falso, pero no más falso que
el mismo plan de Trifona. Laura sigue
todos los pasos directa a la
trampa. En diciembre de 2010 vuela
de Ciudad del Este a Sâo Paulo, de
Sâo Paulo a París, y de ParísaMadrid,
en un periplo muy metafórico
de su gymkana por un futuro que
rápidamente torna negro.
Jaime la recibe en Barajas. Laura
le entrega los 835 euros y, sin saberlo,
casi su vida. Dos semanas después
está vestida con poco más que
un tanga y una gabardina en un callejón
del polígono de la Colonia
Marconi. Día tras día, de 18.00 a
22.00 horas. Cobrando entre 10 y 20
euros por servicio. Dejando que señores
mayores y chavales jóvenes
tomen su cuerpo conmuy poco o
ningún cariño.
Las órdenes eran claras. Laura debía
entregar unos 800 euros almes a
sus captores, y se quedaba con sólo
70 para los escasos gastos personales
que le permitía su cautiverio. Sus
quejas sólo sirvieron para que el terror
calara un poquitomás adentro:
«Tengo unos amigos colombianos
que no se pondrían muy contentos si
te escapas, y que te vigilan cada día
en el polígono», le dijo Jaime.
El horror duró cinco meses y, en
dinero, 4.200 euros. Una noche,
aprovechando un descuido, Laura
pudo escapar. Pero la rueda no dejaba
de girar. Enmarzo de 2011, más
o menos cuando Laura escapaba,
Lucía comenzaba parecido camino
a través de Diego Joel, el novio de su
hermana. «Ganarás 1.300 euros cuidando
de un niño, y podrás pagar
rápidamente la deuda del viaje». Primero
dudó, después tragó. Visita a la
misma agencia de viajes para aprender
el mismo estribillo, soy turista,
tengo billete de vuelta, estos 800 euros
son para el viaje. E igual final:
las, por primavera, aún frías calles
de la Colonia Marconi. De nuevo
Jaime y sus colombianos, de nuevo
entre 10 y 20 euros el servicio, con
una salvedad: no más de 10 minutos
por servicio. Lucía, además, sólo podía
quedarse con 20 euros al mes.
Lloró, gritó, trató de oponerse, nada
sirvió… Hasta que en un nuevo descuido,
tres meses y 1.200 euros entregados
a la trama después, Lucía
logró escapar.
Esta semana se juzga a Jaime en
Madrid. Por trata de personas… Y
por un delito de agresión sexual.
Barra libre: la primera vez que llevó
a Laura a Marconi, la condujo a
un callejón, la tiró al asiento de
atrás y se introdujo entre sus piernas.
«Tengo que probar el producto
», fue toda su explicación.
SANTIAGO SEQUEIROS
De Paraguay a Marconi, esclava sexual
Trifona y Jaime / Madre e hijo, manejaban una red de trata de blancas
PISTAS / Un billete de ida y vuelta / 800 euros para gastos… falsos / Los callejones del polígono /
Entre 10 y 20 euros por servicio / Una gabardina y un tanga / Unos «amigos colombianos»
Le dijeron que
cuidaría a un niño y
acabó enMarconi
haciendo felaciones
El primer día que él
la llevó al polígono,
la violó: «Tengo que
probar el producto»
Lucía comenzaba parecido camino
a través de Diego Joel, el novio de su
hermana. «Ganarás 1.300 euros cuidando
de un niño, y podrás pagar
rápidamente la deuda del viaje». Primero
dudó, después tragó. Visita a la
misma agencia de viajes para aprender
el mismo estribillo, soy turista,
tengo billete de vuelta, estos 800 euros
son para el viaje. E igual final:
las, por primavera, aún frías calles
de la Colonia Marconi. De nuevo
Jaime y sus colombianos, de nuevo
entre 10 y 20 euros el servicio, con
una salvedad: no más de 10 minutos
por servicio. Lucía, además, sólo podía
quedarse con 20 euros al mes.
Lloró, gritó, trató de oponerse, nada
sirvió… Hasta que en un nuevo descuido,
tres meses y 1.200 euros entregados
a la trama después, Lucía
logró escapar.
Esta semana se juzga a Jaime en
Madrid. Por trata de personas… Y
por un delito de agresión sexual.
Barra libre: la primera vez que llevó
a Laura a Marconi, la condujo a
un callejón, la tiró al asiento de
atrás y se introdujo entre sus piernas.
«Tengo que probar el producto
», fue toda su explicación.

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