La boutique de la solidaridad

Diario Sur, AMANDA SALAZAR, 06-01-2013

Si los Reyes Magos le han traído hoy un nuevo abrigo, no tire el usado. Su chaquetón puede tener muchas vidas y servir a otras personas con menos recursos. Incluso ese regalo de decoración poco acertado de su suegra que al final acabará en la basura puede tener una nueva oportunidad en manos de otra persona. Varias asociaciones de Málaga trabajan desde hace años en la recogida de artículos usados y cuentan con sus propias tiendas solidarias en las que las familias que están pasando dificultades económicas pueden adquirir lo que necesitan, desde calzado y ropa hasta carritos de bebé o calientabiberones. Todo a un precio simbólico y, en los casos más extremos, de forma gratuita.

Una de las ONG que lleva más tiempo con sus propios establecimientos benéficos fijos en la provincia es Cudeca. La Fundación de Cuidados del Cáncer creó su primera tienda el mismo año de su creación, hace ya dos décadas. La idea nació en Fuengirola, pero su red de comercios con artículos de segunda mano ha llegado ya a Alhaurín el Grande, Álora, Coín, Estepona, Fuengirola, Málaga capital, Marbella, Nerja, Torre del Mar, Torremolinos y Arroyo de la Miel, que cuenta con dos. Una docena en total que se nutre de las donaciones de ciudadanos anónimos que entregan directamente sus aportaciones a la tienda.

Un total de 430 voluntarios – en su mayoría mujeres – gestionan las tiendas de Cudeca. Ellas se encargan de seleccionar los artículos y ponen a la venta los que están en mejor estado con precios que van desde los 0,5 a los 12 euros. Estos locales suponen una parte importante de la financiación de la propia entidad. Un dinero que sirve para mantener los recursos de Cudeca para prestar ayuda a 750 pacientes al año y a sus familias.

Clientes de clase media

Pero lo que en principio nació como un medio para recaudar fondos para la fundación se ha convertido en un punto de apoyo para personas con problemas económicos. Así lo explica una de las voluntarias del establecimiento de El Palo, que abrió hace cuatro años. «Sobre todo acuden a las tiendas inmigrantes y familias de las zonas más desfavorecidas; aunque la crisis también ha cambiado el tipo de cliente y cada vez acuden más parejas de clase media con niños que intentan ajustar al máximo su economía», indica.

Allí pueden encontrar pantalones a tres euros, una chaqueta por ocho o un abrigo por doce euros. Pero hay mucho más que ropa. «Las tiendas cuentan con menaje del hogar, carritos y ropa para bebé, vestidos de comunión, libros o películas de DVD», señala Rocío Torres, de Cudeca, quien explica que las tiendas tuvieron mucho éxito desde el principio entre la población residente extranjera, debido a que la cultura de la segunda mano está mucho más arraigada fuera de nuestras fronteras, pero que desde hace algunos años los españoles también están sumándose a esta tendencia.

La ONG Madre Coraje también abrió su primer mercadillo solidario hace dos años. La asociación cuenta con una red de unos 200 contenedores en la capital para que los ciudadanos reciclen ropa, calzado y juguetes. Antes de la crisis, parte de estos productos se enviaban a los proyectos de desarrollo de la asociación en Perú y Mozambique mientras que lo más deteriorado se vendía al peso para convertirlo en tejido reciclado. Pero la situación económica en la provincia y la necesidad de buscar nuevas vías para aprovechar mejor sus recursos llevó a Madre Coraje a abrir esta nueva puerta para atender a la población malagueña con menos recursos.

Un millar de usuarios

En el año 2012, los dos establecimientos existentes en las calles Punta Alta (Polígono San Luis) y Tácito (El Cónsul) atendieron a 1.394 personas derivadas de diferentes ONG malagueñas de forma totalmente gratuita, con la entrega de 6.680 prendas de ropa, 47 cochecitos de bebé y 21 cunas de segunda mano. Además, cientos de personas se acercan cada semana a los mercadillos, donde pueden llevarse los artículos seleccionados por un donativo simbólico.

«Lo más importante para nosotros es que las personas que pasan dificultades puedan acudir aquí y llevarse la ropa o los zapatos que necesitan con toda la dignidad, porque pueden elegir lo que más les gusta como si de una tienda normal se tratase», explica José María Laza, delegado de Madre Coraje. Más de 200 voluntarios trabajan en la asociación para recoger los contenedores, clasificar su contenido, realizar los envíos y gestionar los mercadillos. Pero Laza asegura que necesitan más ayuda. «No podemos hacer más porque nos faltan manos para clasificar, pero nos están llegando muchas bolsas con cosas donadas por los ciudadanos», explica.

Vestidos de novia

En los establecimientos abiertos al público, venden ropa, calzado, artículos de decoración, enseres para bebés, complementos, bolsos, disfraces… y hasta vestidos de novia. «Nos llegan verdaderas preciosidades, como un vestido de novia de un diseñador conocido con una pedrería preciosa que vendimos a una chica que estaba a punto de casarse y no tenía dinero; se llevó una prenda maravillosa por 60 euros que en el mercado podría valer 3.000», explica Pilar Pascual, voluntaria.

Los beneficios que obtienen, sirven para financiar los proyectos de Madre Coraje, que espera abrir a principios de año una tercera tienda cerca del Centro de la capital. Al igual que en las tiendas de Cudeca, Laza señala que la clientela de sus mercadillos ha cambiado acuden cada vez más familias normalizadas de clase media. «Confluyen varias cosas: el aumento del paro, que ahora tenemos más tiendas y que cada vez se conoce más este recurso», dice Laza. En el mercadillo de la calle Punta Alta, encontramos a Julia y Richard buscando cosas para el bebé que esperan. «Con el alquiler, los gastos de agua, la luz, la comida… no llegamos a fin de mes y aquí hemos encontrado a muy buen precio y prácticamente nuevos artículos para el niño, como un intercomunicador de marca que nos ha salido por diez euros cuando en el mercado puede llegar hasta los 150», señala Julia.

Curiosidades ‘vintage’

Pero no solo acuden a la tienda personas con dificultades económicas. También curiosos y amantes de la moda a la búsqueda de gangas o artículos ‘vintage’. «También son bienvenidos porque dejan su aportación para Madre Coraje, y pueden encontrar cosas muy curiosas que luego venden en sus tiendas o modifican con un pequeño arreglo», dice Pilar Pascual. No son las únicas tiendas existentes en Málaga. Nueva Frontera recoge, repara y vende muebles y electrodomésticos que sus propietarios ya no quieren. Otra forma de consumo con tres beneficios en uno: reciclaje, solidaridad y precios económicos para quienes lo necesitan.

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