Que la pobreza es esencialmente femenina e inmigrante no es ningún dato nuevo, pero sí constituye una revelación el hecho de que en esta situación de extrema carestía comienza a emerger con fuerza una clase media que ve cómo sus recursos económicos se ven seriamente mermados como consecuencia de la crisis económica.

Tal advertencia fue la que ayer lanzaron desde Cáritas durante la presentación de su campaña navideña, que comienza este mismo fin de semana y que, bajo el título ‘vivir con sencillez y trabajar por un mundo más justo’ pone el acento en la importancia de que la ciudadanía disponga de un trabajo «decente que permita vivir con dignidad para satisfacer las necesidades básicas».

Así lo recalcaron Santos Gil, director de Cáritas, el delegado episcopal, Juan Carlos Pinedo, y su secretario general, Ramón Ibeas. Este último resaltó que hasta hace poco, de todas las personas que solicitaban su ayuda, el 70% eran inmigrantes y el resto autóctonos. Sin embargo, este porcentaje se está equilibrando debido a que muchos extranjeros retornan a sus países de origen y a que la clase media – con edades entre los 30 y 50 años especialmente – sufre cada vez más por la crisis.

Por ello, desde el organismo, que al finalizar el año habrá atendido a unas 15.000 familias en la provincia, auguran un 2013 «bastante negro». Y por último, admitieron que han denegado determinadas ayudas económicas «porque no sabíamos si ayudábamos al que lo necesitaba o al que vivía del cuento».