Delimitado por los barrios de Juan XXIII, Virgen del Carmen y Virgen del Remedio, del que le separa la avenida del Pintor Gastón Castelló, Colonia Requena forma parte del conjunto de barrios de la Zona Norte de Alicante que se construyeron a finales de los 60 y comienzos de los 70. Núcleos de población que surgieron como consecuencia del crecimiento demográfico que experimentó la ciudad, principalmente por la llegada de inmigrantes de otras comunidades españolas. Se trataba de viviendas económicas y de baja calidad que, con el paso del tiempo, han sufrido un proceso de deterioro notable.

El barrio de Colonia Requena lo conforman un total de 38 bloques con 875 viviendas que se reparten por una quincena de calles. Bloques que, como recuerda Mari Ángeles Quintana, presidenta de la asociación de vecinos del barrio y madre de la concejal del PP Mari Ángeles Goitia, se hicieron por fases. «Cuando llegué, hace ya 41 años, se estaban haciendo los últimos bloques de viviendas», dice, y añade con nostalgia que por entonces «este era un barrio muy tranquilo, estaba bien y no se vivía mal», señala rememorando un pasado ya lejano que para ella resulta entrañable.

Desde entonces las cosas han cambiado. La población inicial del barrio se ha marchado a oros lugares y ha ido dando paso a una población inmigrante procedente de otros muchos países, lo que ha supuesto un choque social y cultural con los residentes de origen español. Colonia Requena tiene una población, según el censo municipal de este año, de 2.291 habitantes, de los que 1.189, es decir, un 48%, son extranjeros. Principalmente marroquíes, argelinos y rumanos, así como senegaleses, nigerianos, colombianos, salvadoreños y bolivianos, entre otras muchas más nacionalidades. Una realidad que se puede constatar con solo dar una vuelta por las calles, espacios públicos, bares, o comercios, donde también hay muchos son gitanos, y se puede apreciar la amalgama de gentes que lo convierten en un barrio multicultural. El colectivo de ciudadanos marroquíes ha creado su propia asociación para ayudar a los inmigrantes no solo de su país sino también de otros países y desarrolla actividades culturales, da cursos de árabe y español y tiene su espacio para la práctica de la religión islámica.

El poco nivel de formación, el desarraigo y la escasa capacidad económica de muchos de los vecinos ha motivado la falta de cuidado de las casas que han sufrido un progresivo deterioro. Los bloques de pisos presentan un aspecto de abandono, con grandes desconchones, pintarrajeados con grafitis, y tenderetes con ropa colgada en los balcones. Una imagen que contrasta con el nombre de las calles que responden a metales y piedras preciosas como Plata, Platino, Esmeralda, Diamante o Zafiro, más propias de vías urbanas lujosas y bien cuidadas. Es por ello que reclaman las actuaciones previstas en el Plan Integral de Recuperación de los Barrios de la Zona Norte para arreglar fachadas y mejorar los inmuebles. No obstante, el barrio ha mejorado con la reciente construcción del Parque de Colonia Requena en unos terrenos abandonados y ha servido para el esparcimiento de los residentes.

Muchos de los vecinos con los que hablamos coinciden en señalar que «este ha sido uno de los mejores barrios de Alicante, era tranquilo y se vivía estupendamente», para añadir a renglón seguido que « ya no es igual, se cometen robos y tirones y eso crea una sensación de inseguridad «, señalan José Luis Pérez y Vicente Galvañ, que toman una copa en el bar ‘Los Cuñaos’. Sin embargo, durante el tiempo que recorrimos el bario la presencia policial fue continua.

Opinión que es compartida por Luis Pérez Franco, al que todos conocen como ‘El Chapí’, que tiene 74 años y es uno de los primeros vecinos que habitó en Colonia Requena. Refiere que el apodo le viene «porque estuve trabajando muchos años como operador en el Cine Chapí, cuando estaba en el edificio donde está ahora El Corte Inglés de Federico Soto, y después en el que se instaló en la calle Álvarez Sereix, cerca de la Montañeta». Añade que «soy vecino del barrio de toda la vida, desde antes de que se celebrara el Festival de la Canción de Benidorm», señala entre risas. Asegura que él se siente tranquilo. «Yo no he tenido ningún problema, pero no es como antes», indica mientras pide un café en el bar de José Antonio Molina. Éste último afirma que la crisis económica ha motivado que muchos de los inmuebles vacíos hayan sido «ocupados de una patada en la puerta, y no puede ser; por eso mucha de la gente que vivía aquí se ha marchado». Para la presidenta de los vecinos, «el problema de la situación del barrio no es la inmigración, es el paro, puesto que la mitad de los trabajadores, que en su mayoría eran obreros de la construcción, no tienen trabajo», como reconoce Bull Madana, de Guinea Ecuatorial, que trabaja en la obra pero que ahora está desempleado. Una situación que crea numerosos problemas y conflictos sociales. Mari Ángeles Quintana refiere que «muchos de los inmigrantes se han establecido aquí y gracias a ellos los bajos comerciales se mantienen activos, porque han abierto carnicerías, puestos de frutas y verdura, y otros productos».

Mari Ángeles Goitia, concejal del Partido Popular del Ayuntamiento de Alicante y vecina de barrio, desmonta la mala fama que en ocasiones se le ha dado a este barrio, donde nació y ha formado su propia familia. Considera que «a Colonia Requena se le ha encasillado como un barrio conflictivo e inseguro, como si fuera el Bronx, y no es así».

Asegura que prefiere seguir viviendo en este lugar, «donde me siente a gusto, tranquila y sin problemas», y añade que no lo cambia por nada.

Goitia señala que son muchas las iniciativas que se desarrollan en favor de la integración de los inmigrantes y que realizan colectivos como la asociación de vecinos, Cáritas o el voluntariado de mayores.

Trabajan con ellos para darles formación que les permita encontrar trabajo, o a que conozcan nuestras costumbres, la gastronomía, aprendan aspectos sociales, sin olvidar las actuaciones que lleva a cabo la Concejalía de Coordinación de Proyectos y la de Acción Social.